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sábado, diciembre 12

Capítulo 14 #QQDMi




Acuerdo




La alarma de mi celular sonó a las cinco y treinta, y creo que pude apagarla a tiempo porque no escuché a Lucas quejarse como acostumbra hacer. Me froté los ojos antes de darme vuelta en la cama para despertarlo pero él no se encontraba ahí.


Me levanté y fui directo al baño. Como me quedo a dormir de vez en cuando, le dije a Lucas si podía traer mi mochila con algunas cosas y dejarlas aquí, pero él se me adelantó y me dijo que me había comprado algunas cosas, cepillo de pelo, de dientes, ropa e incluso mi cereal favorito, indudablemente fue un gesto lindo, pero la idea de que gasté dinero en mí no me gustaba nada.

Una vez arreglado el desastre en el que me convierto por la mañana, salí de la habitación y el sonido de una guitarra y una melodiosa voz llegó a mis oídos.




— ¿Podrá ser? — Susurré para mí.



Seguí por el pasillo a la última habitación, a la que nunca fui y mucho menos pregunté por miedo a que sea algo parecido al ‘Cuarto del placer’ de Christian Grey. Dejé mis absurdos pensamientos de lado y me paré delante de la puerta cerrada.
Me quedé ahí parada, estática, disfrutando de lo que estaba escuchando. Era Lucas cantando let her go, de passenger. Una sonrisa tonta se dibujó en mi rostro al instante, es la primera vez que lo escucho cantar y lo hace increíblemente bien. No pienso interrumpirlo, pero en algún momento tengo que decirle que ya desperté y que debo irme a casa para arreglarme, pero mientras tanto disfrutaré de este momento.






####





Desperté cuando Marlene se dio la vuelta y dejó de abrazarme. Me incorporé en la cama y la observé dormir, tuve que morderme el labio para no reírme cuando la vi abrazar la almohada con fuerza. Anoche dejé que usara mi remera para cubrirse, aunque era una idea absurda porque ya conozco cada rincón de su cuerpo.


Bostecé mientras me dirigía al baño, después de lavar mi cara y cepillar mis dientes me observé en el gran espejo que tenía delante de mí. Miré detenidamente los tatuajes de mis costillas, las teclas de piano, la guitarra. Me hizo recordar cuanto hace que no busco mi escape en la música. Tal vez, Marlene es una buena distracción de mis problemas, ella me da seguridad, confianza y me siento tan cómodo a su lado que tengo miedo de lo que eso pueda llegar a significar. Estoy seguro que no puedo darle nada a cambio, no puedo ofrecerle nada bueno, ella se merece algo mejor que yo, eso está claro.
Mis pies se dirigieron directamente al cuarto donde guardo algunos de mis instrumentos. Giré el pomo de la puerta y encendí la luz, me encontré con el piso de madera, las paredes azueles insonorizadas y el olor a lustra mueble que me daban la bienvenida. Mis ojos dieron un repaso por todo el lugar, miré detenidamente cada instrumento, una batería desarmada, el teclado de seis octavas, mi guitarra negra electroacústica, y la guitarra que siempre me acompañó todo este tiempo. Era una vieja guitarra criolla que me había regalado mi padre, fue la única cosa que conservé de él. 
Tomé está última y la afiné, me sentía familiarizado con cada cuerda, se sentía bien en mis dedos. Entre nota y nota recordé una canción y comencé a tocarla, y no pude evitar cantar algunas partes.




— … Pero los sueños llegan despacio y se van tan rápido. — Continué — La ves cuando cierras los ojos, tal vez un día entenderás por qué todo lo que tocas, con seguridad se muere.



Terminé de tocar la canción y observé el reloj en la habitación, faltaban algunos minutos para las seis, Marlene despertará en cualquier momento.
Dejé mi guitarra donde estaba. Miré una vez más todo mientras giraba el pomo de la puerta, cuando volví a mirar al frente me encontré con unos lindos y brillosos ojos cafés que me decían que estuvo escuchando en todo momento.





— Eres increíble — Comentó mientras sonreía.




— Creí que dormías, estaba a punto de ir a despertarte — Dije intentando cambiar el giro de la conversación.




— Nunca te había escuchado…— Seguía mirándome con una gran sonrisa, y conociéndola sé que me pedirá que lo vuelva a hacer. Mierda. No debí hacer esto mientras ella estaba aquí.



— Se te hará tarde— Dije tratando de ponerme más serio de lo que estaba, pero la verdad es que estaba un poco avergonzado, mi expresión seria solo era mi máscara.



Su sonrisa se desvaneció y asintió lentamente. Mierda, no quería que se ponga así, soy un cretino.



— Otro día podrás escucharme, no quiero que llegues tarde— Me apresuré a decir mientras le acariciaba la mejilla, odio ver la decepción en sus ojos. Me regaló una sonrisa y sonreí con ella.





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Aldana me envió un mensaje diciéndome que estaban arreglando algunos caños de nuestro departamento y que por algunos días no tendríamos agua caliente.
Me sentí sumamente avergonzada cuando le pedí a Lucas si podía ducharme aquí, la verdad es que no sería bueno ducharme con agua fría teniendo en cuenta el frío otoño que estamos viviendo. El puso como única condición, bañarnos juntos porque dice que es el defensor número uno del agua y no quiere que desperdiciemos tanto, cuando podríamos hacerlo juntos. Sé que no habla enserio pero la idea de bañarnos juntos me parece tentadora, aunque nunca lo vi desnudo, y eso hace que las cosas se vuelvan un  poco incomodas… Para mí.

Después de ducharme miré la bolsa con la ropa que me compró, me reí al ver la ropa interior de encaje negro, luego vi un jean oscuro y una campera de cuero. No debería aceptar esto, pero necesito ponerme algo de ropa. Además sé que Lucas se enojará.



— Sabía que te quedaría bien — Habló a mis espaldas y di un saltito.



— Todo esto es muy lindo, pero no deberías haber gastado dinero por mí—




— ¿Por qué no? —




— No lo sé… — Dije mientras pensaba alguna respuesta.




— Quiero hacerlo—




En ese momento mi celular sonó avisando que tenía un mensaje. Era de Ian, recordé que no hablamos hace muchos días.




*El viernes festejaré mi cumpleaños. Invita a quien quieras*




“Invita a quien quieras”. Supongo que se refería a Lucas. La última vez que hablé con Ian estuvo de acuerdo en darle una oportunidad a Lucas después de todo. Dijo que no pondría mala cara e intentaría ser amable.




— ¿Quién escribe tan temprano? — Preguntó suavemente. Con ese tono es muy difícil descifrar que es lo qué está pensando.




— Ian…— Dije mientras miraba mi celular— Nos invitó a su cumpleaños—




Lo miré y enarcó una ceja— ¿Nos? —




— Si, eso dije—





— Me encantaría ir — Dijo con su típico tono de sarcasmo.




— Bueno, es este viernes por si cambias de idea—




Asintió y se desplomó en la cama boca abajo. Tuve una vista exclusiva de su espalda bronceada. Definitivamente podría estar horas observándolo y contando cada lunar sin aburrirme.



— Marlene— Dijo suave y arrastrando levemente las vocales de mi nombre.




Humedecí mis labios — ¿Qué? —




— Deja de mirarme como si quisieras comerme —




— No te estaba mirando — Mentí.




— Si, claro— Se dio la vuelta y se cubrió los ojos con su antebrazo.




Tenía su típica sonrisa altanera, mientras yo, estaba sumamente indignada. No era justo que yo sea un libro abierto para Lucas, cuando él es tan impredecible para mí.



— Lucas debo irme  —




— Primero debes comer algo— Quitó su brazo y me miró a los ojos.




Dudé por unos instantes y añadió — Puedes llevarte mi auto—




— ¿Qué? —




— Dije que puedes llevar mi auto—  




  — No puedo creerlo, ¿Hablas enserio? — Dije riendo.





— ¿Qué tiene de raro? — Preguntó enarcando las cejas.





— Creía que los chicos no prestaban sus autos—




— Si, ni yo puedo creerlo — Bromeó — De todos modos no será la primera vez que lo conduces— Me miró a los ojos y asentí mientras recordaba la primera vez que maneje su auto.




Después de desayunar me fui del departamento dejando solo a Lucas. Subí al auto con una estúpida sonrisa en mi rostro, no podía creer que me dejara conducirlo.
Abroché el cinturón de seguridad y puse en marcha el motor. El auto era increíblemente cómodo, y lo mejor de todo era que no hacía nada de ruido. Salí del estacionamiento y pude ver el cielo gris que estaba encima de mí, cada vez eran más las hojas de los arboles que caían en las veredas y calles de la ciudad, pero por alguna razón, me resultaba agradable todo lo que estaba viendo.





Minutos más tarde estaba con mi uniforme puesto acomodando las estanterías. Hoy llegaron varias cajas y aún no tuve tiempo de ver que libros nuevos entraron.



 — ¿La señorita no debería estar cursando? — Dijo una voz familiar a mis espaldas.



Me di vuelta y vi al chico de ojos color avellana con su pelo castaño algo revuelto por el viento… Supongo.  — Ian— Sonreí a mi amigo — Sabes que este año no podré cursar, al menos no ahora, me dedicaré a estudiar y rendir libre—



— Como tu amigo te diré que eso prácticamente es un suicidio académico — Sonreí, el siempre tan correcto y organizado —Extraño verte en las cursadas— Comentó.




— Lamento no haberte escrito en estos días —




— Yo tampoco te escribí, supongo que hay asuntos que nos tienen ocupados— Ni siquiera tuve tiempo a responder por qué agregó — ¿Cómo están las cosas con Lucas? —




Esa es una pregunta muy amplia. Porque las “cosas” están bien viéndolas desde cierto punto. Con Lucas nos llevamos bien, él me trata bien, se preocupa por mí, me prestó su auto, y tiene pequeños detalles por las cual me siento muy agradecida. Pero él… Él no me quiere.


Ahí es donde las “cosas” van mal… Al menos para mí.



Miré a mi amigo y no fui capaz de decir nada, por eso agradecí que no insistiera en un tema que ni yo misma sabía que responder.
Afortunadamente y como por arte de magia Lara y Samuel aparecieron en escena y ambos observaban detenidamente a Ian. Este último me saludó y dije que nos veríamos pronto o probablemente en su cumpleaños.




— ¡Marlene!, ya te extrañábamos— Dijo Lara dándome un fuerte abrazo.



— ¿Cómo estás nena? — Preguntó Samuel mostrando sus perfectos dientes blancos.



— Bien, tengo algunas cosas para contarles—




Ambos sonrieron y dijeron a la vez — Uyy— Lara continuó — Queremos detalles sucios—



Rodé los ojos— Hablaremos más tarde, iré a verificar las nuevas cajas que llegaron—




A la hora del almuerzo fuimos un local de comidas rápidas a unas calles de donde trabajamos. Samuel se quejó todo el tiempo, ya qué él es vegetariano y nos miraba con su ceño fruncido en todo momento, decidió esperarnos afuera mientras comprábamos. Decidimos sentarnos en los bancos de una plaza para comer.




— ¿Desde cuándo eres vegetariano? — Preguntó Lara con la boca llena.



— Desde que quiero gustarle a Joshua, pero la verdad es… que me gusta esta comida—



— ¿Joshua es tu novio? — Pregunté mientras mordía mi hamburguesa.



— Si, aunque él no lo sabe— Dijo riendo mientras observaba su ensalada— Estamos saliendo, pero no hay nada formal… aún —



— Si, sé cómo se siente— Murmuré.



— ¿Estás saliendo con alguien? — Peguntó Lara.



— Yo no lo llamaría así… — Vacilé — Lo único que puedo decir es que él no es del tipo “Relaciones serias” —



— ¿Es el chico que vimos hoy contigo? — Dijo Samuel refiriéndose a Ian.



Reí  — No, él es mi mejor amigo—



—  Bueno entonces no tendré cargo de conciencia al decirte que está buenísimo — Dijo Lara



— Oh mierda, ¿Acaso a ti te gustan todos los hombres o algo así? — Samuel la miraba mientras hablaba con una mano en su cadera y luego agregó — Aunque debo reconocer que es lindo—



Los tres reímos — Son iguales— Dije entre risas, y noté que me dolían las mejillas.



— Espera…— Dijo Lara con una mano arriba — Quiero que nos cuentes sobre el chico con el que estás—



Suspiré y decidí hablar todo de una vez — ¿Recuerdan a Lucas? ¿El chico que conocimos en la convención? — Ni siquiera esperé a que asientan porque continué — Lo conozco desde la secundaria, nos volvimos a encontrar hace algunos meses y comenzamos a… —


¿Salir? Esa no es la palabra que estoy buscando.




— A… ¿Tocarse? — Dijo Samuel con una sonrisita pícara.



— ¿Por qué no nos dijiste nada cuando estábamos en el viaje? — Preguntó Lara—



— Estábamos alejados y nos encontramos ahí, ni siquiera me imaginaba verlo en el viaje—



— El universo es así, siempre terminamos encontrándonos con esa persona…— Reflexionó Samuel.



— ¿El universo? — Reí



— ¿Cuál es el problema con Lucas? — Lara me miraba con ojos curiosos.



— Qué no quiere ningún título, y dudo que sienta algo por mí — Es la primera vez que lo digo en voz alta, y sentí un pequeño dolor en mi pecho al pensar en eso.



— Oh cariño— Dijo Lara, por momentos ese tono me recordó al de mi madre— ¿Qué sientes por él? —



— Me gusta desde la secundaria — Confesé.



— Deberías arriesgarte y decirle lo que sientes nena— Me animó Samuel.



— Vengo pensando lo mismo hace días es solo que… — Sacudí mi cabeza —No estoy segura de que es lo que voy decir. Me siento una adolescente con hormonas alborotadas — Finalicé.




— Yo veo más que “hormonas alborotadas”, por lo visto te gusta enserio— Dijo Samuel — Seremos tu hada madrina y tu Cupido — Se señaló a él y a Lara.




— ¿Por qué tu eres el Hada madrina? — Se quejó Lara— Yo debo ser un ángel con cachetes gordos y sonrojados, que usa pañales y tira flechas en todas direcciones—




— Yo seré el Hada porqué además de gay, soy afeminado— Guiñó un ojo.




— Por ahora intentaré hablar, y si no lo logro… ustedes entran en acción— Ambos se miraron sonriendo — Y que Dios me ayude…— Murmuré para mí.




Unos minutos antes de terminar con mi jornada de trabajo, Lucas apareció majestuosamente por la puerta del local, llevaba las manos metidas en sus jeans y una camisa azul. Miró por todos lados hasta que se encontró con mi mirada.
Yo me encontraba acomodando los libros de John Green en la estantería. Le eché un vistazo a Lara y Samuel que me miraban mientras me mostraban sus pulgares y unas grandes sonrisas.



Por alguna extraña razón moría de nervios.




— Si te siguen temblando las manos se te caerán todos los libros — La voz de Lucas era intensa.



Sin mirarlo metí cada libro en su lugar y suspiré.



— ¿Estás nerviosa? — Continuó.




Sisisi estoy muy nerviosa, pensé.




 — No — ¿Desde cuándo me convertí en mentirosa?




— No…— Me imitó — No parece—




Levanté la vista y me sonrió burlón.




 — Sabes que puedo relajarte— Susurró.




Miré en todas direcciones para saber si alguien había escuchado algo.




— Estamos en mi trabajo— Le recordé.




— Marlene, yo no estoy haciendo nada malo— Dijo tomando un libro— ¿Qué es esto? —




— El primer libro de la serie After— Me miró como si le hablará en húngaro.




— ¿Un amor infinito? ¿Una historia que todos quieren vivir? — Dijo mientras leía la contratapa  — Apuesto a que tú también lo quieres vivir—




— La verdad es que no— Respondí recordando la historia.




— ¿Por qué? — Dijo devolviendo el libro.




— Si hubieras leído la historia, tal vez entenderías— Miré a mis compañeros que ya estaban sin sus uniformes — Debo ir a cambiarme — Dije mientras comenzaba a caminar.



Miré atrás y vi a Lucas concentrado en el libro, tenía su ceño fruncido y sé que se siente curioso por saber de qué trata.





####





Tardé unos diez segundos en tomar el libro y comprarlo. El chico que me estaba cobrando me miraba sorprendido. Apuesto a que habrá visto a muchas adolescentes comprarlo, pero nunca a un  tipo de veintitrés años.

Tomé el libro y lo guardé en el baúl del auto, no quiero que Marlene se entere de que compré esto.
Jamás compré libros de este tipo, nunca fueron de mi interés, pero debo reconocer que despertó mi curiosidad violentamente. ¿Por qué no quiere vivir una historia así? Leí esa estupidez de “infinito”, se supone que todas las mujeres quieren un para siempre, aunque… ella es muy diferente a todas las demás. Quizá es más fácil descubrir lo que quieren las mujeres de todo el mundo, que de saber lo que pasa por su cabeza.



Mi celular vibró y atendí.




*¿Qué quieres Melissa?*




*Siempre tan simpático… quiero que te acuerdes del favor que te pedí*



Mierda… Sabía que nunca lo olvidaría. Mientras estábamos en nuestro viaje de trabajo, ella no dejaba de humillar a Marlene, y le dije que si dejaba de molestarla asistiría a una fiesta con ella, y al parecer no lo olvidó.




*¿Cuándo es? Recuerda que no cuento con mucho tiempo*




*Lo sé, trabajamos juntos y hacemos casi las mismas horas* Dijo chillando.




*¿Cuándo es?* Volví a preguntar.




*Este viernes a la noche cariño*




Corté antes de que siga hablando.




Este viernes es el cumpleaños de Ian, sé que Marlene estará con él. Tal vez podría ir un rato para acompañar a Melissa.






####






Tal y como lo esperaba, mi periodo hizo su aparición. Estuve toda la tarde con dolores, y con cambios de humor, afortunadamente siempre llevo todo lo necesario en mi bolso.

Una vez afuera busqué el auto de Lucas, y cuando lo encontré me senté en el asiento del acompañante sin decir una palabra.




— ¿Qué te sucede hoy? —  Preguntó.




— Nada—




— Generalmente esa respuesta quiere decir que suceden muchas cosas— Dijo mientras ponía en marcha el motor.




— Hoy iré a dormir a mi casa—




Asintió — ¿Hice algo malo? —




— No—




Seguimos nuestro viaje en silencio hasta que estacionó en la puerta de mi departamento.



— Gracias por traerme— Dije y abrí la puerta.



— Espera— Dijo y tiró de mi muñeca antes de que pudiera salir — Cierra la puerta— Me pidió.




Lo hice y puso en marcha el auto otra vez.



— ¿Qué haces? — Pregunté.




— Al fin un poco de emoción en tu voz— Dijo con una sonrisa — Solo daremos una vuelta así hablamos un poco—




— De acuerdo —




Luego de unos minutos estacionó el auto en un parque, había muy poca luz a donde nos encontrábamos, y como ya era de noche no se veía casi nada.




— Bien… ¿Por qué aquí? —




— Quería un lugar privado— Contestó — Ahora dime por qué estás tan rara—




Porque me gustas y quiero decirte lo que siento, pero a la vez sé que si te lo digo nuestra ”relación”  terminará. Y para agregar a mi día, siento dolores a causa de mi periodo. Tengo ganas de golpear algo.



— Solo un mal día, estoy un poco cansada—




— ¿Solo eso? — Puso su mano en mi hombro — Puedes confiar en mí—




Y con esas palabras me conquistó un poco más.



No le dije nada, solo lo miré. Observé su linda y suave boca, me mordí el labio al pensar en sus cálidos besos, en lo bien que se sienten sobre mi piel. Lo necesito.



— ¿Por qué me miras como si quisieras comerme? —



Sonreí y me acerqué para besarlo. Su maravillosa lengua me dio la bienvenida, me tomó por la cintura y me acercó más a su cuerpo.



— Corre el asiento hacia atrás— Le dije contra su boca.



Me miró sorprendido pero hizo lo que le pedí.




— ¿Qué haces? — Preguntó cuando me senté a horcajadas de él.




— ¿Tú qué crees? — Le dije y volví a su boca.



Lo tomé por el cuello y seguí besándolo. Lucas me tomó por la cintura y me apretó contra él.




— Lucas— Jadeé mientras besaba mi cuello.




— ¿Mmm? — Sentí su sonrisa.




— Quiero…—



— ¿Quieres que te relaje? — Me miró mientras un hoyuelo hacía su aparición.




— No, no— Él frunció el ceño. Esta vez no puede pasar, pensé.




 — ¿Entonces… — Dijo pero lo paré levantando mi mano.




— Quiero tocarte— Finalicé.

            

Su cara de asombro no tenía precio. Pude ver como tragaba saliva, y como se tensaba y relajaba al mismo tiempo. Se removió en el asiento antes de hablar.



— Marlene… — Su mirada era intensa, y sus ojos parecían negros por la oscuridad. Solo la luz de la luna y algunas luces a lo lejos nos iluminaban.




— Quiero hacerlo— Besé su cuello mientras bajaba mi mano a su entrepierna.




Jadeó cuando lo acaricié por encima del pantalón. Lo besé mientras desabrochaba el botón para luego bajar lentamente el cierre. Seguía sentada a horcajadas y sus manos estaban alrededor de mi cintura, apretándome en algunas ocasiones.
Yo parecía calmada y daba la impresión de que llevaba bien la situación pero la verdad es que moría de nervios.



— ¿Estás segura? — Preguntó.



— Si— Y la verdad es que así era. Mi mayor miedo era hacer algo mal, pero si quería tocarlo.




Tiré un poco de su pantalón para bajarlo y como se me dificultaba él me ayudó a hacerlo.




— ¿Alguna vez viste a un hombre desnudo? — Preguntó como quién pregunta qué día es.



Negué con la cabeza, aunque no creo que le sorprenda mi respuesta.



— De acuerdo. Si… en algún momento te incomoda, puedes dejar de hacerlo… ¿Si? No estás obligada a nada—


Lo besé a modo de respuesta. Sus manos seguían alrededor de mi cintura y las mías estaban en su pecho. Comencé a bajar una mano desde su torso hasta su entrepierna y tiré lentamente del elástico de su bóxer. Lo bajé del mismo modo que hice con el jean, aunque esta vez, no necesité su ayuda.
En ningún momento miré hacia abajo porque estaba besándolo. Me separé  de su boca y escondí mi cara en su cuello dejando un camino de besos hasta su oreja.



— Enséñame — Le susurré al oído.




Tomó mi mano y la besó, para luego chupar cada uno de mis dedos. Debo confesar que me pareció agradable lo que hizo, pero no le dije nada.



— Tómalo — Dijo suavemente.



Tragué saliva y miré hacia abajo. A pesar de la oscuridad que nos rodeaba pude ver claramente esa parte de su cuerpo que ya no era desconocida para mí. Solo hay una palabra para describir lo que estaba viendo… Grande.
Lo acaricié levemente algunas veces, y luego lo tomé por completo como me había dicho antes.



— Tienes que subir y bajar— Dijo y luego suspiró.



Hice lo que dijo y jadeó. Era música para mis oídos, antes no lo había escuchado tantas veces como me hubiese gustado pero aún así, cada jadeo o gemido de su boca me resultaban increíbles.




— No tan fuerte nena— Dijo escondiendo la cara en mi cuello.




Nena. Mariposas revolotearon en mi estómago al escuchar esa palabra.




Minutos más tarde, el calor en el auto era evidente, y tenía ganas de quitarme mi campera, pero no quería interrumpir lo que estaba haciendo.



 — Marlene voy a… — Gimió.



Continué con mis movimientos hasta que sentí el famoso líquido viscoso entre mis manos.



Tenía su cabeza hacia atrás, y noté su respiración agitada. Me sentí muy bien al saber que yo había provocado todo.



Me dio un beso rápido — Hay servilletas en la guantera — Señaló.



Antes de que me mueva a mi asiento me tomó por las caderas. Sonrió y miró a su costado — Empañamos los vidrios—



— Eso parece— Sonreí nerviosa.



Me pase a mi asiento y me limpié las manos con las servilletas, luego lo limpié a él. Me ruboricé cuando noté su mirada fija en mí y en cada movimiento de mis manos.



— Lo hiciste muy bien — Dijo mientras me tomaba de la cintura para acercarme a él  —Quiero devolverte el favor — Sonrió con malicia.



 — No — Me apresuré a decir, mientras me apartaba — Es tarde y debo volver a casa —  Lucas frunció el ceño y asintió.



Estuvimos en silencio un momento, hasta que al fin habló.




— ¿No quieres que te toque? — Parecía ofendido.




— ¿Qué? ¿Por qué dices eso? —



 — ¿Por qué me respondes con una pregunta? — Dijo mirando hacia el frente.




— No es que no quiera…—




Me miró esperando una respuesta, y luego siguió mirando al frente. No respondí, no quería darle detalles del porqué no dejé que me toque, no puedo explicarle todo, además me da un poco de vergüenza que sepa el motivo.
Cuando llegamos estacionó en la puerta del departamento como acostumbra a hacer.



— ¿Estás enojada? —



— ¿Crees que si estuviera enojada hubiese hecho lo que hice? —



— No entiendo qué te pasa…— Murmuró.



— Quizá no tenía ganas… ¿Qué, nunca te pasó? —



— Si dices eso es porque estás viendo a otra persona. Estás rompiendo nuestro acuerdo Marlene —



— ¿Qué? ¿Cómo puedes pensar eso? — No respondió — No puedo creer lo caprichoso que eres, yo soy la que debería estar histérica, al fin y al cabo soy yo la que tiene el periodo — Grité enfadada.


Giró la cabeza con brusquedad y me miró sorprendido.



— ¿Ahora entiendes porqué no quería? — Dije mientras bajaba del auto. Intentó tomarme de la muñeca pero pude salir.



Entré al departamento y fui directo al ascensor, toqué el botón frenéticamente hasta que por fin se abrieron las puertas y pude entrar, para mi suerte Lucas entró conmigo.



— Lo siento, no quise decir eso —



— Ajam— Dije con mis brazos cruzados.



— Enserio, soy un cretino — Asentí dándole la razón — No quise insinuar esas cosas, es que… el hecho de pensar que alguien más te puede tocar me pone loco. — Lo miré a los ojos y dejé caer mis brazos.



— ¿Lucas Dubois está celoso? — Me aventuré a preguntar.




— No soportaría verte con otro — Debo reconocer que eso me dio esperanzas pero todo se desvaneció cuando finalizó su frase— Tenemos un acuerdo, y no me gustaría que se rompan las reglas que pusimos. Yo soy tuyo en estos momentos y tu eres mía— Las puertas se abrieron y salí del ascensor.




— Luego hablamos… Estoy cansada y no estoy de humor para ser sincera— Encaminé mis pies hacia la puerta de mi departamento, el no me siguió.



Para cuando llegué Aldana dormía en el sofá con  su celular en la mano, no quise despertarla así que le tiré una manta encima.
Fui hasta mi habitación y mientras me quitaba la ropa que Lucas me regaló, pensaba en nosotros, en nuestro acuerdo, que de hecho empezaba a odiar.
Siento que él jamás será sincero conmigo, y lo único que tendremos es un maldito acuerdo, porqué Lucas nunca será capaz de reconocer que tiene sentimientos por mí, si es que los tiene.

Suspiré frustrada mientras me ponía mi ropa de dormir, ¿Qué haré con Lucas? Es la pregunta que me vengo haciendo desde que lo volví a ver, ¿Debo decirle lo que siento? O ¿Debo terminar con esta locura de acuerdo? Algo me dice que cualquiera que fuera mi decisión no podrá cambiar el inevitable final entre nosotros. 









2 comentarios:

  1. Que lindas! Muchas gracias... Ahora las visito :)

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  2. ¡Hola! Te hemos nominado al Premio Liebser Award!! https://bibliotecadesuenos542.blogspot.com.es/2016/07/liebster-award-1.html
    Nos leemos^^

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