Indispensable
Mi
fin de semana de trabajo quedó oficialmente terminado cuando puse un pie en mi
departamento. Caminé hacia el ascensor y me choqué con el Sr Ruiz, que es el
encargado del lugar.
— Lo siento Marlene pero deberás usar las
escaleras—
— ¿Por qué? — Dije sin evitar la
decepción en mi voz.
— El ascensor se descompuso anoche — Miró
mi maleta — ¿Necesitas ayuda? —
— No, claro que no — Sonreí restándole
importancia. — Buenas tardes —
— Buenas tardes — Saludó.
Comencé
a subir las escaleras y me odié a mi misma por haber llevado una maleta tan grande
para solo un fin de semana. Para cuando llegué al segundo piso tenía los brazos
doloridos por cargar con la pesada cosa
de color rojo, me apoyé contra la maleta descansando unos momentos. Escuché unos
pasos que me hicieron saltar haciendo que la maleta cayera hasta la mitad de la
escalera.
— Lo siento, no quise asustarte— Dijo una
voz desconocida a mis espaldas.
Levanté la vista y me encontré con unos
profundos e intensos ojos azules.
El
chico se me quedó mirando y entrecerró los ojos, sé que recuerda la vez que me
conoció.
— No… pasa nada— Dije mirándolo.
— ¿Tú eres la novia de Lucas? — Preguntó
sin rodeos.
No respondí a eso y me limité a decir —
Conozco a Lucas, ¿Eres su hermano? —
— Hermanastro— Desvió la mirada.
— Ah — No sabía que decir.
— Soy Bastian, es un gusto conocerte…—
— Marlene— Dije sin saber si debía o no
estrechar su mano.
— ¿Tú vives con Aldana? —
— Si— Miró mi maleta en el suelo y luego
a mí.
— Te ayudo con tu maleta— Se ofreció.
— No es necesario…—
— Quiero hacerlo — Sonrió.
— Gracias… Es muy amable de tu parte —
— Apuesto a que Lucas no tiene estos
detalles— Susurró.
Lo miré y fruncí el ceño confundida — Lo
siento, no es mi intención hablar mal de él—
— Supongo que las cosas son complicadas
entre ustedes —
Asintió y tomó mi maleta.
— Lo conocí el mismo día que te conocí a
ti—
<¿¿Qué??>
— ¿Qué? —
— Lo vi algunas veces de lejos pero jamás
me acerqué…—
No podía creer lo que estaba escuchando.
— No me sorprende que no te haya
mencionado nada sobre su familia— Suspiró
— Bastian, ¿Por qué Lucas no se lleva con
ustedes? — Pregunté cuando habíamos llegado a mi piso.
— Puedo contarte desde un principio si
quieres… —
Oh maldita sea. Este chico tiene todas
las respuestas a mis infinitas preguntas. No quiero desaprovechar la
oportunidad, pero una parte de mí se siente una pequeña traidora por buscar
respuestas en el lugar más fácil y no en Lucas.
— Solo quiero saber porqué no se hablan—
Bastian asintió y se sentó en la
escalera. Yo hice lo mismo y comenzó a hablar.
— Mi padre engañó a la mamá de Lucas con
la mía — Miró el final de la escalera con el ceño fruncido — Cuando Lucas tenía diez, encontró a mis
padres juntos, y desde ahí dejó de hablarle y comenzó a odiarlo. Nunca tuve la
oportunidad de acercarme a él, porque mi padre no me lo permitía, decía que era
un chico difícil, y dejé de intentar cuando me enteré que se había mudado aquí
—
— Ahora entiendo muchas cosas— Susurré.
— Si. Yo también lo entiendo, y no culpo
a Lucas por estar molesto, a mí me tocó la parte más fácil, crecí con mis
padres juntos y siempre tuve una familia unida. Pero creí que a esta altura, se
le pasaría, o al menos intentaría buscarme—
Me sentí mal por Bastian, al parecer él
se esforzó por conocer a un chico que no quiere saber nada con él. Lucas es
terco, malhumorado, e incluso puede llegar a ser tan frío que no lo importa nada
de los que están a su alrededor, pero… pero yo sé que es una buena persona. Él
solo se esconde en una máscara porque en el fondo está muy enojado y dolorido
por lo de su padre.
— Siento que las cosas sean así para
ustedes —Dije sinceramente — Tengo una familia unida y es triste que no puedan
tener eso con él, quizá algún día él cambie—
— Soy optimista — Sonrió y apareció una
mínima marca en su sonrisa. No se compara a los hoyuelos de Lucas pero me lo
recordó.
— ¿Cuánto hace que no veía a tu padre? —
— Hace algunos meses creo— Me miró a los
ojos— Mi padre siempre me habla de Lucas, me cuenta que desde pequeño siempre
tuvo un gran talento para la música, pero duda mucho que siga tocando—
— Tiene tatuajes que confirma lo que
dices, pero no sé si seguirá tocando, nunca lo escuché—
— Se nota que lo quieres — Me sonrió.
Quizá era una sonrisa que decía: “Pobre chica”
— ¿Vienes de ver a mi amiga? — Era la más
triste y pobre intención de cambiar el giro de la conversación pero no podía
responder a lo que me había dicho antes.
— Si— Respondió.
Al instante recordé que Al se había reconciliado con Ian pero entonces, ¿Qué
hace este chico aquí?
— Somos amigos — Se apresuró a decir. —
Pronto volveré a España, no sé si tenga sentido intentar algo, estando tan
lejos. Además… Entre nosotros— Susurró — Creo que ella estaba aliviada de que
le haya dicho eso —
— Eso está bien…— Sonreí — ¿Cuándo te
vas? —
— En una semana, debo volver a estudiar—
Miró las paredes blancas del pasillo y luego volvió a mirarme— En realidad
estuve yendo y viniendo todos estos días, pero ahora me iré definitivo, vine a
ayudar a mi padre y volveremos juntos—
— Vaya… ¿Qué estudias? — Me miró elevando
las cejas mientras sonreía — Lo siento, hago muchas preguntas—
— No, está bien — Dijo riendo, su risa
era contagiosa. Es terrible que yo conozca más de este chico que Lucas, que es
su propio hermano — Estudio Marketing y publicidad, estoy trabajando para la
empresa de mi padre, tengo veintiún años, me gusta el deporte, me encanta leer
y escribir—
— No iba a hacerte todas esas preguntas
pero es bueno conocerte un poco más— Dije riendo.
— Es increíble que tú me conozcas más que
mi propio hermano— Iba a decirle que estaba pensando exactamente lo mismo, pero
solo asentí.
— Gracias por compartir tantas cosas
conmigo—
— Pareces confiable… Además Aldana habla
muy bien de ti —
— Oh, espero que no te haya asustado — Bromeé.
— Debo irme… Supongo que te veré de nuevo
—
— Seguramente — Sonreí — Gracias por
ayudarme con la maleta—
— De nada… Te veré después Marlene—
Entré a mi departamento y me apoyé contra
la puerta mientras cerraba los ojos.
— ¡Wow! Veo que tuviste un gran fin de
semana— Abrí mis ojos y me encontré con mi amiga sonriendo.
— Si, estuvo muy bien— Dije pensando en
Lucas y sus hábiles manos.
— Ya
veo… Bueno cuéntame todo, y con detalles—
Le conté todo. Bueno casi todo, saqué el
pequeño detalle íntimo que viví con Lucas.
— Así que tienes nuevos amigos— Dijo
fingiendo estar molesta.
— Oh, por favor… Créeme son iguales a ti,
se llevarán de maravilla— No pude evitar bostezar.
— ¿Por qué no duermes un poco? —
— Lo haré, pero para cuando despierte me
contarás sobre Ian — Un leve sonrojo apareció en sus mejillas y asintió con la cabeza.
Llegué
a mi habitación y vi que todo estaba tal cual lo dejé. Estoy segura de que mi
amiga limpió todo el lugar, así como también sé que dejó todo como estaba. Me recosté
sobre mi cama y me dormí al instante.
Un cosquilleo en mis mejillas hizo que
salga de mi sueño. Sentí la misma sensación pero en mis labios, poco a poco fui
volviendo a la realidad, y para cuando abrí mis ojos me encontré con el más
intenso verde.
Lucas me miraba mientras con su mano
acariciaba mi rostro. Ahora entiendo la sensación que sentí, fue a causa de sus
caricias.
— ¿Qué haces aquí? — Pregunté mientras me
incorporaba.
— No contestabas mis llamadas así que
decidir pasar— Sonrió de lado y se sentó en la cama— Quería verte—
No sé porqué pero me sonrojé ante sus
palabras.
— Si te sonrojas solo con esto, ¿Qué
quedara para cuando te diga todas las cosas que soy capaz de hacerte? — Me
guiñó un ojo y trate de ignorar la sensación de mariposas en mi estomago.
—
Cállate — Dije chocando mi hombro contra el suyo.
— ¿Y cuanto más te sonrojarás…? Cuando te
haga todas esas cosas — Santa madre.
Esto
será raro, y no creo que Lucas dure mucho tiempo a mi lado cuando se entere de
que no habrá nada sexual en nuestra “relación”…
Aunque no pienso descartar sus manos de la lista. Lo que ocurrió el fin de
semana fue increíble. Me pregunto si él me pedirá algo a cambio.
— ¿Marlene? —
— ¿Si? — Respondí mientras divagaba sobre
nosotros.
— Esto es para ti— No pude disimular mi
sorpresa al ver un paquete con un moño rojo. Lo miré a los ojos. — Ábrelo —
Tomé la pequeña caja y abrí la tapa. Me
regaló un collar con un dije de plata en forma de un pequeño libro. Lo amé al
instante.
— Cuando lo vi me recordó a ti — Habló
restándole importancia.
— Lucas esto es muy lindo— Dije sin dejar
de mirar el collar.
Que alguien me pellizque, ¿Lucas
regalándome algo?, ¿Lucas siendo amable?, ¿Lucas me dijo que quería verme?
Estoy en un sueño, siento que todavía no desperté.
Me di vuelta para que me ponga el collar.
Sentí su respiración contra mi cuello y me mordí el labio. Me corrí el pelo
dejándolo a un costado mientras sentía su tacto en mi nuca, luego de colocar el
collar, besó mi cuello lentamente hasta llegar a mi hombro. Traté de acercarme
más y apoyé mi espalda contra su pecho, en ese momento tomó el lóbulo de mi
oreja con su boca.
Adoro su respiración en mi cuello, adoro
su tibio aliento chocando contra mi piel. Me siento una suertuda al saber que
él está conmigo, aunque sea de esta manera. Maldita sea esta rara relación y
este chico sexy.
Sus brazos rodearon mi cintura y mientras
besaba mi cuello me relajé apoyando mi cabeza en su hombro. Sus manos
comenzaron a jugar con mi blusa y poco a poco comenzó a levantarla rozando mi
piel con sus manos. Para este momento mi corazón saltaba en mi pecho.
— Se me ocurren muchas cosas— Susurró en
mi oído y jadeé.
— No… Deberíamos— Dije y continuó
subiendo su mano hasta llegar a mi sostén — ¿Recuerdas que comparto el
departamento con mi amiga? — Suspiré como si viniera de correr una maratón.
— Tu amiga me abrió la puerta y se fue —
Me di vuelta y lo miré sorprendida — Si a mí también me sorprendió que me
dejara pasar— Se encogió de hombros.
— Vaya… —
— Dijo
que recuerdes el trato que tienen — No pude evitar reírme — ¿De qué se trata? —
Me miró curioso.
— Cuando nos mudamos juntas ella me dijo
que debíamos mantener la limpieza al nivel de la obsesión — Lucas sonrío— Y yo
le dije que nada de sexo en nuestra casa—
— Como no — Murmuró.
— No quiero volver a mi casa y
escuchar a dos personas haciéndolo, o
peor encontrarlos y… y verlos — Fruncí el ceño
Contuvo una risa y me miró — Eres tan
pura e inocente — Apoyó su frente con la mía — Pero sorprendentemente me
encanta—
Cerré los ojos y disfruté de su calidez,
su respiración, su aroma, incluso nuestro silencio. No sé cuánto tiempo lo
tendré, pienso aprovechar cada momento.
Él me eleva, me siento como si flotara.
Miles de alarmas en mi cabeza me dicen que huya, que esto es peligroso, pero ya
no puedo mantenerme alejada de él, cada vez estoy volando más alto.
Estoy segura que la caída será realmente
dolorosa.
— Bien— Dijo mientras se levantaba de la
cama — ¿Qué haremos hoy? —
Lo observé de pies a cabeza. Perfección.
Es lo único que podía pensar al verlo. Llevaba jeans ajustados y una remera
gris, y no pude evitar poner mis ojos en su entrepierna, me estoy volviendo una
jodida pervertida.
Me encontré con sus ojos y noté que
estaba sonriendo, pero era su típica sonrisa arrogante.
— Deja de mirarme así o romperemos tu
regla de convivencia —
— ¿Cómo te estoy mirando? — Pregunté
mientras me ponía de pie también.
El hoyuelo del mal apareció en su sonrisa
presumida — Me miras como si quisieras comerme—
Negué con la cabeza como si quisiera convencerme
a mí misma qué el está equivocado, pero es absurdo negar que estaba babeando
mientras prácticamente lo desnudaba con la mirada.
— Presumido — Dije sonriendo.
— De todos modos puedes comerme cuando
quieras— Dijo como si nada y luego agregó — Soy todo tuyo, ¿Recuerdas? — Tragué
saliva.
¿Cómo olvidar eso? Sé que lo dice por la
parte física, pero mi corazón late fuerte al escuchar esas palabras.
Asentí y me lamí el labio. Lucas
entrecerró los ojos observándome detenidamente, creo que la temperatura de la
habitación aumentó. Para mi sorpresa él comenzó a quitarse la remera y mostró
su perfecto y bronceado torso.
— ¿Qué haces? — pregunté ignorando las
cosquillas en mi estomago.
— Cumpliendo tu fantasía—
Me tiró la remera mientras jugaba con el
botón de su pantalón. La remera olía increíblemente bien, y para cuando volví a
verlo, ya estaba bajándose el cierre de sus jeans.
— Lucas… — Le advertí pero sonó como un
suspiro. Él sonrió mientras me mostraba parte de su bóxer blanco.
Me di vuelta como una idiota mientras
ignoraba el calor que sentía en mi cara. Escuché su risa y sentí sus brazos
rodeándome.
— No iba a desnudarme — Dijo riendo—
Tenías que ver tu cara— Su contagiosa risa inundó la habitación, e hizo que me
dieran ganas de reír también, pero estaba demasiado acalorada para siquiera
hablar.
Lucas estaba de espaldas a mí pero estaba
segura que tenía su sonrisa de: “Te gusto y lo sabes”. Jodido presumido.
— ¿Qué quieres hacer hoy? — Habló
suavemente mientras apoyaba su mentón en mi hombro.
— ¿Qué plan tienes? — Susurré. Me encanta
la idea de que me tenga en cuenta para pasar su día conmigo.
— Mi único plan era venir a buscarte,
ahora tú decides —
— Podemos ir a comer algo, y debo estar
aquí a horario porque tengo que levantarme temprano — Me di vuelta para verlo a
los ojos.
— Estarás aquí antes de las diez — Su voz
llena de sarcasmo.
— Hablo enserio — Elevé una ceja
fingiendo seriedad.
En un movimiento rápido me llevó contra
la pared y acercó su boca a la mía. Lucas seguía sin su remera, y aún peor,
tenía el botón de sus jeans desabrochado y el cierre bajo. Suprema
Mierda.
— No pude saludarte correctamente hoy— Su
aliento a menta chocó contra mi boca, y yo moría porque me besara.
Pasaron
unos segundos y seguíamos cara a cara viéndonos, cuando no soporté más me
acerqué para besarlo, pero él se alejó sonriendo.
— Solo quería saber si tenías las mismas
ganas que yo—
Me
tomó por las caderas y me levantó, de inmediato rodeé mis piernas en su cuerpo
y lo besé. Su boca sabía a menta tal y como me lo imaginé, puse mis brazos en
sus hombros para poder sostenerme mientras seguía el ritmo de su beso.
No pude evitar mover mis caderas contra
él, Lucas jadeó y sé que le gustaba tanto como a mí que haga eso así que repetí
mi movimiento mientras me apartaba de su boca para tomar el lóbulo de su oreja.
— Marlene…— Me miró a los ojos — ¿Qué quieres que hagamos?
—
— Habíamos dicho que iríamos a comer algo
y que…— Dejé de hablar cuando negó con la cabeza.
— Me refiero ahora mismo, ¿Qué quieres
que hagamos? — Sentía cosquillas en mi
estomago, y un imán que me unía cada vez más a él. Lo quiero y si me enfrenta
de esta manera no sé de lo que soy capaz.
— Quiero que me toques — Sé que me
escuchó porque lo vi sonreír, pero la verdad es, que mi voz fue a penas un
susurro.
— Estaba esperando a que me lo pidas—
Se
agachó para quitarme el pantalón con una gran habilidad mientras me daba besos
en mis muslos. Cerré mis ojos ignorando el pequeño de temblor de mi cuerpo. Se
levantó y me besó el cuello dejando pequeñas y placenteras mordidas a su paso
mientras notaba sentía como me iba quitando la remera.
Noté
que me acariciaba desde mi cintura hasta donde comenzaba mi sostén. Sin
pensarlo dos veces lo tomé de sus manos y las posicioné sobre mis pechos. No sé
qué mierda estoy haciendo, pero Lucas me hace sentir bien, además me encanta
que sea tan cuidadoso. Sé que estoy dejando que cada vez tomé más territorio de
mi cuerpo, pero no puedo evitarlo, supongo que cada decisión que tome tendrá
sus futuras consecuencias.
Lo
miré a los ojos y él estaba tan sorprendido como yo, acercó su cuerpo al mío
mientras me acariciaba por encima de mi sostén.
— ¿Puedo quitarte…?— No terminó su frase
porque seguía besándome. Sin decir nada y siguiendo nuestro beso, desabroché mi
sostén.
Se separó para mirarme, y noté un pequeño
rubor en sus mejillas y apuesto a qué es por el calor, porque dudo mucho que
sea por verme casi desnuda. Su boca estaba levemente abierta con las cejas a
penas elevadas.
— Me refería a si podía quitarte tus
bragas, pero por favor quédate así— Susurró mientras besaba la nueva parte que
descubrió de mi cuerpo. No pude evitar gemir ante la nueva atención que estaba
recibiendo. Jamás le había enseñado mis pechos a nadie, además tengo unas leves
líneas blancas que me molestan. Al recordarlo me removí incomoda. — Lo siento,
no quiero apresurarte, solo me dejé llevar… ¿Quieres parar? —
— No— Respondí mirando hacia otro lado.
— Marlene lo siento, soy un jodido
bastardo. Sé que no estás acostumbrada…— Negué con la cabeza.
— No es eso— Susurré.
— Dime que sucede — Dijo tomando mi
rostro con sus manos. Puedo verlo en sus ojos, otra vez se siente culpable,
pero está vez él no hizo nada, yo soy la que tiene vergüenza de mostrarse, lo
peor de la situación es que yo misma me lo busqué.
— Mis marcas— Él pareció captar mi
mensaje y observó las pequeñas marcas en mi piel.
Se sentó en mi cama e hizo que me siente
a horcajadas haciendo que mi rostro quede enfrente de él suyo — Si tan solo
supieras lo linda que eres. Si a penas pudieras notar lo que provocas en mí —
Miró su entrepierna dándome a entender a lo que se refería — No quiero que te
sientas insegura, ni incomoda. Quiero que te sientas bien, y no hablo solamente
de lo físico, yo disfruto cada momento a tu lado, y me encantaría que tú
también disfrutes de la misma manera. —
— Me gusta pasar tiempo contigo — Dije
mientras me regalaba una sonrisa.
— Entonces soy todo tuyo Muller— Antes de
contestar sentí la puerta de entrada y salté del cuerpo de Lucas. — Menos mal
que no entró antes porque iba a ver a su amiga rompiendo las reglas— Murmuró.
Ahí estaba el Lucas de siempre, el chico
con sus comentarios llenos de sarcasmo. Sonreí negando con la cabeza mientras
me vestía.
— Si tan solo me hubiera dado unos diez
minutos…— Escuché a mis espaldas.
— Ya tendremos tiempo— Eso salió de mi
boca sin permiso.
— De eso no tengas dudas — Dijo mientras
me abrazaba por detrás haciéndome sentir cada parte de su cuerpo.
— Iré a darme una ducha— Anuncié mientras
respiraba con algo de dificultad.
— Procura que sea una ducha fría— Salté
cuando apoyó su mano en el cierre de mi pantalón mientras jugaba con la costura
de mis jeans.
— Lucas…—
— ¿Mmm? — Besó mi cuello.
— Aldana está en la sala— Tragué saliva y
sentí su sonrisa en mi cuello.
— ¿Y? No estamos haciendo nada malo— Presionó
su mano entre mis piernas.
— No hagas eso— Le pedí poniendo mi mano
sobre la suya.
— ¿Marlene? — Escuché a mi amiga.
Salí del agarré de Lucas y le respondí
que ya iba.
— Te esperaré afuera— Habló cuando se
puso su remera.
— De acuerdo—
Me duché a toda velocidad, y decidí dejar
mis libros y apuntes para más tarde. No me sequé el pelo y cuando el frío de
otoño me golpeó supe que me arrepentiría más tarde.
Bajé al estacionamiento y lo encontré
apoyado en su auto con su celular y su típico ceño fruncido. Incluso estando
serio es lindo, estoy loca por aceptar un trato con este chico, pero desde la
primera vez que lo besé sabía que querría más. Y así fue.
— ¿A dónde iremos? — Pregunté sacándolo
de sus pensamientos.
— A una cita — Dijo y sé que está
bromeando.
Me subí a su auto y puso la radio.
Estaban pasando canciones de hace algunos años atrás, cuando comenzó a sonar “teenage
dream” no pude evitar cantarla.
— Vamos a ir hasta el final esta noche, sin
arrepentimientos, solo amor. Podemos bailar, hasta morir.
Tú y yo, seremos jóvenes por siempre. —
Sentí la mirada de Lucas pero igual seguí
cantando — Tú me haces sentir que
estoy viviendo un sueño
adolescente—
Escuché su risa y paré.
— ¡No te burles! — Le advertí.
— No me río de ti— Dijo acariciando mi
rodilla — Es la letra de la canción —
— ¿Qué tiene de malo? —
— Nada… Me gusta tu voz—
— Una vez estuve en un coro cuando tenía
once—
— Me hubiera encantado haberte escuchado—
— Probablemente te hubieras burlado— Vi
como se tensó y me apresuré a agregar — No me refiero a todo lo de nuestro
pasado, solo quise hacer un chiste—
— Lo sé, no me tienes que explicar nada —
Me acarició la pierna hasta que estacionó el auto en un local de comidas
rápidas. — ¿Está bien aquí? Créeme la comida está muy buena — Asentí y bajamos
del auto.
Cuando
entramos nos sentamos en unas de las mesas más alejadas de la entrada. Las
paredes eran de diferentes colores y las mesas y sillas eran de madera.
— Nunca había venido aquí— Dije mientras miraba
a mi alrededor.
— Siempre hay una primera vez— Debo estar
enloqueciendo, probablemente sea eso, porque solo dos palabras quedaron en mi
cabeza. ‘Primera vez’.
Hicimos
nuestro pedido y esperamos. Lucas se había sentado a mi lado y no al frente como
esperaba que haga, por momentos chocaba su pierna con la mía y miraba hacia
otro lado fingiendo que él no hizo nada. Nos reíamos con tan solo mirarnos y
esa conexión que había entre nosotros se sentía muy bien.
— Muero de hambre— Se quejó.
— Dijiste lo mismo los últimos cinco
minutos— Dije riendo.
— No comí nada en todo el día— Frunció el
ceño cuando miró hacia adelante, noté como se tensó y busqué hacia donde estaba
mirando.
Su padre se encontraba a unos pasos de
nosotros, pero él aún no nos había visto. Tomé la mano de Lucas pero se sentía
frío y lejano, era como si no estuviera a mi lado.
— ¿Qué mierda hace aquí? —
— Lucas— Susurré— Mírame —
No hubo caso, el seguía mirando a su
padre hasta que sus miradas se encontraron. Apretó su mano contra la mía más
fuerte y noté que su padre se acercaba a nuestra mesa.
— Hola — Saludó el hombre, y por el
temblor de su voz noté que estaba nervioso.
Lucas no hizo nada, solo seguía mirando a
su padre con tanta intensidad que no sé como hace ese hombre para sostenerle la
mirada.
— Hola— Saludé con una débil sonrisa que
me devolvió de inmediato.
Noté la mirada acusadora de Lucas, pero
yo seguía mirando al hombre.
— ¿Tu
eres Marlene, verdad? — Estaba sorprendida, pero luego recordé mi conversación
con Bastian. Mierda, a Lucas no va a gustarle nada esto.
Antes de responder, Lucas se adelantó —
¿Cómo sabes su nombre? —
—
Bastian me contó sobre ella — Cerré mis ojos queriéndome esconder en mi
asiento.
Lucas soltó mi mano y habló — ¿Cómo mierda
se conocen? — Elevó un poco la voz trayendo la mirada de algunas de las
personas que estaban cerca.
— Hablemos afuera— Le pedí.
Lucas se levantó y fue directo a la
puerta.
— Lamento haberte metido en problemas— Me
dijo su padre— Lucas es difícil —
Asentí con la cabeza y salí en busca de
Lucas.
Estaba contra la pared y cuando llegué me
lanzó una mirada asesina.
— Iba a contarte pero tenía miedo que te
enojes —
— Quiero que me digas como mierda te
conoce mi puto medio hermano— Gritó.
— Él salió una vez con mi amiga, y me lo
crucé hoy en el departamento, me ayudo con mi maleta, y… hablamos un poco—
Comenzó a reírse y evidentemente seguía
enojado — ¿Hablaron?, ¿Qué te dijo? —
— Solo me comentó que quería conocerte—
Dije mientras me mordía el labio.
— Eso nunca sucederá, ¿Qué más hablaron? —
— Me contó por qué te llevas mal con tu
padre— Solté de golpe.
No vi su reacción porque no podía hacer
más que mirar al suelo, sé que no debía meterme en sus asuntos familiares, pero
él no me cuenta nada, y quiero entender porque es así, porque detesta a su
padre, a su hermano.
— Escucha Muller — Mierda, creí que
habíamos dejado atrás lo de llamarme por mi apellido — No quiero que te metas
en esto.
Lo miré a los ojos y vi que hablaba enserio,
su cara estaba tensa, y su mirada era dura. No hice más que asentir.
— Lo siento— Dije sintiendo un nudo en mi
garganta. Pasamos de estar en un gran momento a toda esta basura.
— No quiero que quedes pegada en esto—
Dijo y acarició mi mejilla— Hay mucha mierda en mi vida, y son muy pocas las
cosas buenas que me rodean, no quiero que te involucres —
Si tan solo supiera que estoy involucrada
hasta el cuello. Todos sus asuntos son de mi interés, todo lo que lo rodea es
de mi interés, porque estoy jodidamente enamorada de él.
— Lamento ser tan bruto e impulsivo— Dijo
mientras besaba mi frente.
Lo abracé con fuerza y por un momento
vaciló hasta devolverme el abrazo con la misma intensidad.
— Quédate a dormir conmigo hoy— Habló
contra mi pelo.
— Si, me quedaré—
Pasamos todo el viaje en silencio, fue
un silencio cómodo, o quizá solo para
mí, porque no dejaba de pensar en que quiero sorprenderlo. Está vez será
diferente.
— ¿Tienes hambre? — Preguntó cuando
estábamos en su piso.
— No— La verdad es que estoy tan nerviosa
en estos momentos, que me olvidé del hambre que puedo llegar a tener.
— ¿Quieres que sigamos en donde nos
quedamos hoy? —
— Puedes comer si quieres, yo no tengo
hambre—
— Me refiero a nosotros… Hoy nos
interrumpieron — Se acercó a mí como si fuera un lobo y yo el adorable e
inocente cordero a punto de ser devorado.
A
duras penas tuve tiempo para asentir porque me tomó por las caderas y me besó.
Mierda. ¿Cómo hace para encenderse tan rápido? Por mí, es una excelente idea
terminar lo que empezamos.
— Lo que sucede, es que no pude tocarte
como querías— Dijo contra mi boca.
Le quité la camiseta y la tiré en alguna
parte de la sala, él elevó las cejas con una gran sonrisa.
— ¿Te gusta verme sin camiseta? — Sonrió
y apareció su hoyuelo.
Mis manos volaron al botón de sus jeans.
Él se sorprendió tanto como yo pero con mis manos un poco temblorosas
desabroché el botón.
Puso sus manos en mis hombros — ¿Qué
haces? —
— Quiero… — Vacilé. Aquí otra vez la
Marlene cobarde.
— ¿Qué quieres? — Sonrió.
Miré su botón desabrochado para ver si
captaba mi mensaje
— No estás obligada a nada, ¿Lo sabes? —
Asentí y suspiré frustrada. Yo quería
hacer que él se sienta bien pero evidentemente soy una cobarde y no me animo a
hacerlo. Quizá si lo pensaba mejor ni siquiera lo hubiera intentado, pero fue
una idea que apareció de golpe.
— Eres tan dulce maldita sea, que incluso
puedo decir que eres capaz de tocar mi corazón— Mierda, no sé si tomar bien o
mal eso— Eres tan diferente a los demás. De algo estoy seguro, y es que no voy
a encontrar otra persona como tú —
— Deja de decirme esas cosas Lucas— Le
rogué
— ¿Por qué? ¿Vas a enamorarte de mí? — Dijo
en broma.
Él no tiene la menor idea. Me pregunto
qué pasaría si supiera de mis sentimientos.
—
Estoy dispuesto a hacer lo que quieras cuando quieras… Cuando estés preparada—
— De acuerdo— Dije y lo besé mientras
acariciaba su pecho.
— Vamos a mi cama— Susurró contra mi
boca.
No
tardó ni un minuto en desnudarme, estaba tan asustada, nerviosa y excitada que
no sabía si cubrirme, tirarme en sus brazos o salir corriendo.
Él
continuaba con sus jeans puestos, y sé lo difícil que debe ser para él
contenerse, y no dejo de pensar hasta cuando me esperará.
— Estás preparada para mí— Me dijo al
oído.
Tal y como la primera vez se recostó a mi
lado haciendo que apoyé mi cabeza en su brazo mientras con su mano libre
acariciaba mi cuerpo. Es la primera vez que me desnudo por completo enfrente de
alguien, pero de alguna manera no es tan incomodo como creí. Si, muero de los
nervios por no saber qué es lo que
piensa Lucas de mí, pero creo que sus caricias hablan por si solas.
— Me gusta que solo lleves puesto esto—
Tomó el dije que me regaló con su mano.
— Es hermoso—
— Se te ve bien estando desnuda— Mi cara
ardía ante cada palabra que me decía.
Después de haber llegado a la cima y
relajarme con sus caricias, lo abracé y me recosté en su pecho. Pasaron varios
minutos hasta que habló muy bajo y dijo — Te estás volviendo indispensable, y
no sé como manejarlo —
Seguramente
habrá pensado que estaba dormida, porque dudo que me diga algo así, no porque
no se animara, sino porque no lo creo capaz de reconocer algo como eso. Da igual, de todos modos lo
escuché y ahora no sé qué pensar. No quiero ilusionarme, no debería ilusionarme,
pero llegué a un punto donde solo la esperanza
me mantiene de pie para no volverme loca.
El
hecho de imaginar a Lucas con otra chica, o mejor dicho con otras chicas hace
que mi corazón duela, y mucho. Creo que debo confrontarlo y hablarle de mis
sentimientos. Puedo perder o ganar, da igual, ya aposté todo lo que tengo.
Mierda, creí que jamás haría algo como
esto, no lo hice en la escuela, pero aquí estoy años más tarde con el destino retándome
a hacer lo que nunca hice en el pasado, ser valiente y decirle a Lucas que
estoy jodidamente enamorada de él.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario