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sábado, septiembre 26

Capítulo 12 #QQDMi




¿Lucas Dubois qué es lo que me estás proponiendo? 





Cuando desperté noté dos cosas: La primera era que no había dormido así de bien después de varios días, y la segunda… Lucas no estaba a mi lado.


Me levanté de la cama y recordé todo lo que sucedió anoche. Aún tengo la sensación de sus labios sobre los míos… sobre mi piel, la maravillosa sensación de sus caricias, no creo que sea algo que olvide tan fácil.

Me levanté y fui al baño, cuando me miré al espejo me horroricé al ver mi cara. Al parecer anoche me quedé dormida con el maquillaje puesto, y mis ojos parecían los de un mapache. Apuesto que Lucas se habrá reído al verme.
Suspiré y entré a la ducha, cuando salí del baño lo encontré recostado en mi cama.



— Ahora eres tú la que lleva puesto solo una toalla — Dijo mientras curvaba sus labios hacia arriba.



Aclaré mi garganta mientras sostenía con más fuerza de lo normal mi toalla. En esos momentos deseé haberme cambiado en el baño.
Aunque no sé porqué me avergüenzo. Lucas pudo verme en ropa interior, conoce bastante de mi cuerpo, pero no del todo... Quizá ese sea el motivo por el cual quiero cubrirme.




— Te ves bien — Habló mientras se levantaba de la cama y cuando estuvo a mi lado susurró. — Muy bien —



Sin pensarlo dos veces busqué su boca y lo besé, en verdad lo extrañé todos estos días, aunque hice un esfuerzo sobrehumano para olvidarlo, la cosa no funcionó como esperaba.
De todos modos regresó como si nada y puso mi mundo de cabeza, otra vez.



— ¿Dónde estabas todo estos días? — Pregunté contra su boca, mientras una mano estaba en su pecho, y la otra en la toalla, por supuesto.



— En España — Lo miré a los ojos y elevé mis cejas sorprendida. — Fui a visitar a mi madre — Dijo desviando la mirada.



Asentí sin entrar mucho en tema, sé que no le gusta hablar sobre su familia, aunque pronto le preguntaré. La verdad, me da mucha curiosidad conocer más sobre ese tema.



— ¿Dormiste aquí anoche? —



— Claro —  



— Ah — Dije mientras me alejaba para buscar ropa.



— Me llamaron para trabajar, por eso no me viste cuando despertaste —



Sonreí mientras seguía buscando mi ropa. Es una tontería, pero me encanta que se tome la molestia de explicarme las cosas, cuando sé que no acostumbra hacerlo.



— Deberías ir a trabajar entonces — Dije mientras me mordía el labio para no sonreír.



— Un compañero tomó mi lugar, le dije que volvería en quince minutos —



— ¿Quince minutos de descanso? — Pregunté y noté que me estaba dando frío.



— Se puede hacer muchas cosas en quince minutos… “Descansar” no está en mis planes — Mierda, mi cara debe ser del color de un tomate.



— ¿Qué planes tienes? — Me aventuré a preguntar, y tragué en seco cuando estuvo a centímetros de mi cara.



Me perdí en sus profundos ojos verdes.



— Todo lo que te incluya a ti…— Se puso serio por unos instantes — Por cierto... ¿Estás bien? —



— Si, ¿Por qué? —



— No me dijiste nada con respecto a lo que pasó anoche— En verdad estaba sorprendida, se veía vulnerable, era como si esperaba una especie de aprobación, o algo así.



— No sé qué quieres que te diga…— Me abofeteé mentalmente, enserio no esperaba esto.



— Nada — Mintió— Solo quería saber si estabas bien… Te dejaré para que te cambies, te veré después— Y sin más salió por la puerta.



Aquí estamos otra vez… Pasamos de un buen momento a estar en un momento sumamente incomodo.
Quería decirle lo lindo que él fue conmigo anoche, que estuvo bien, sumamente bien, y el hecho de que haya sido tan tierno era algo que agradecía. Pero no lo hice, no hice nada en realidad.
No sé cuan peligroso puede ser subirle el ego a este chico, cuan peligroso puede ser que él note lo que provoca en mí…
¿A quién quiero engañar? Lucas sabe perfectamente que me tiene en sus manos.


Después de cambiarme pasé por la habitación de Samuel, ya que era el que tenía más cerca.



— ¡Marlene! — Dijo mientras me agarraba de la muñeca para hacerme pasar rápido.
Tenía su cara cubierta de crema, solo le faltaba los pepinos en los ojos.




— Veo que estás ocupado contigo mismo — Dije riendo.




El lanzó una carcajada antes de hablar — ¡Quiero detalles! Y ni se te ocurra omitir nada—




— ¿De qué hablas? — Pregunté mirando dos rodajas de pepinos sobre la mesita de luz.




— No te hagas la tonta. ¿Qué pasó ayer entre tú y Lucas? —




Inconscientemente comencé a toser y eso aumentó la emoción en Samuel.




Mi cuerpo me delata… Genial.




— No pasó nada — Mentí.




— ¿Qué? Con Lara prácticamente te lo envolvimos con moño y dices que pasó “nada” — Levantó las manos dramáticamente mientras sonreía — ¿Él no insistió?




— ¿Qué me estoy perdiendo? — Sé que algo sabe, y también sé que tenía algún plan. No hacía falta ser adivino para ver detrás de esos ojos pícaros.




 — Siéntate nena — Samuel se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared. Me senté sobre su cama y habló — Cuando te fuiste de el stand donde se encontraba el dios griego — Rodé mis ojos riendo — Él nos pidió tu número, dijo estar interesado en tí… Por eso lo invitamos, y supuse que ocurriría algo entre ustedes, pero veo que no —



— ¿Me dices que mis compañeros de trabajo me estaban regalando, ofreciendo, vendiendo o algo parecido a Lucas? —



— Solo te hicimos un favor,  te encantó la idea de atarlo a la cama — Guiñó un ojo y sentí mis mejillas arder, (claro que me encantó esa idea) — ¿Enserio no hicieron nada? —




Samuel y Lara no tenían idea de que yo conocía a Lucas, así que por ahora seguirá así. Además deben aprender que no pueden ir ofreciéndome a cualquier extraño, aunque este extraño lo conozco, y muy bien. — Nada ocurrió — Soy la peor mentirosa del mundo.

 Luego de que se lavara la cara, buscamos a Lara a su habitación, que por cierto me hizo miles de preguntas antes de siquiera decirme hola, y terminó igual de decepcionada que Samuel.
Nos tocaba estar a las 14:00 en la convención, pero como terminamos de comer temprano aparecimos antes y decidimos dar algunas vueltas antes de ponernos a trabajar.
Estábamos cerca de donde se encontraba Lucas y comencé a ponerme nerviosa. Me arrepiento de no haberle dicho nada respecto a lo de anoche pero es que siempre me da miedo que él pueda dejarme tirada como suele hacerlo. Además él aún sigue “libre” y solo pensar que puede hacer con otra lo mismo que hace conmigo se me revuelve el estomago. Debería dejar de ser una cobarde y hablar con él, quiero aclarar esto, no soy capaz de compartirlo, aunque eso signifique no volver a tocarlo nunca más.




— ¡Marlene! ¿Qué piensas de esta editorial? — Dijo Lara —  Creo es la quinta vez que te lo pregunto, ¿Dónde tienes la cabeza? —




— ¿Dónde debemos estar hoy? — Pregunté cambiando de tema.




Lara rodó los ojos — Estaremos nuevamente en libros electrónicos  — Elevó las cejas varias veces mientras sonreía.




— ¿Qué? Creí que recorreríamos otros lugar… —




— Si — Me interrumpió Samuel— Pero a Tom le gusto mucho nuestro trabajo ahí, y puede ver que somos un excelente grupo. Ya sabes, nosotros tres somos geniales—




— Eso te pasa por no despertarte temprano hoy — Dijo Lara mientras sonreía— Tom nos habló en el desayuno y nos dijo que debíamos quedarnos en el stand del chico caliente, ya que los demás grupos están recorriendo otros lugares —




Al ver mi cara Samuel habló — No te preocupes, los únicos en el desayuno eran Tom, Lara, y yo—




Me reí al pensar en los tres desayunando solos.


Cuando llegamos a la parte de libros electrónicos nos encontramos con una chica de ojos color café y cabello rubio atado en una perfecta cola,  sus labios pintados de color rojo intenso, a su lado se encontraba un chico de ojos grises con cabello castaño y corto. La elegancia de sus trajes combinaba perfectamente con su presencia.
A pesar de que con mis compañeros usábamos camisas de vestir y sacos azules como parte de nuestro uniforme, me sentí fuera de lugar.
Lara murmuró algo y estaba muy tensa, se disculpó y dijo que iría a ver si los demás necesitaban ayuda, y sin más nos dejó a Samuel a mí solos.
Pusimos manos a la obra y seguimos viendo los modelos que nos faltaban, la chica del stand nunca se esforzó por entablar una conversación, fue su compañero el que hizo todo el trabajo.

No sé si sentirme tranquila o decepcionada al no ver a Lucas por aquí. Me hubiera encantado verlo vestido formal. Apuesto que se vería sumamente seguro… y dejando babeando a todas a su alrededor. <Maldito subconsciente>

Hicimos unas últimas anotaciones y nos marchamos a nuestro stand. Nos encontramos a Lara y a Tom. Él decidió tomar nuestra jornada de trabajo como terminada.




— Estoy agotada— Me quejé mientras caminábamos hasta el hotel.




— Es  nuestra última noche aquí, ni se te ocurra irte a dormir temprano — Me advirtió Samuel.




— No deberías irte a dormir temprano, hoy habrá una fiesta de despedida, eso es lo que me enteré —




— Siempre te enteras de todo querida Lara —




— Siempre me entero de todo querido Samuel — Ironizó ella.




— ¿Una fiesta? — Pregunté.




— En realidad se juntaran en un bar a unas calles de aquí, eso es lo que me contaron, ¿Creen que deba ir de vestido? — Comentó Lara y yo reí.




Luego de un rato estaba en mi habitación debatiendo si debía o no asistir a la fiesta.
Solo tengo un motivo para ir, y es porque estoy casi segura que Lucas asistirá, después de todo, fueron sus compañeros los que organizaron todo.

La noche llegó y yo me encontraba vestida y maquillada. Llevaba un vestido blanco por las rodillas, con escote cuadrado dejando todo en su lugar.
Samuel y Lara tocaron a mi puerta y no disimularon la expresión en su rostro al verme.




— Pareces taaan— Dijo Samuel y yo elevé mis cejas— Inocente—  ¡Virgen! — Dijo Lara al mismo tiempo.




— ¿Qué tiene de malo? — Dije sintiéndome un poco ofendida.




— Cariño es una fiesta, mira el vestido de Lara— Dijo Samuel.




Observé a Lara y se veía estupenda, llevaba un corto vestido rojo, con un escote cruzado, no era vulgar pero sé que llamaría la atención de todos los hombres.




— Te ves genial — Le dije sinceramente y ella me sonrió.




— El único problema es su pelo — Bromeó Samuel y ella le dio un codazo.




— Nadie puede manejar tan bien los rizos como yo — Meneó la cabeza y luego me tendió una bolsa — Tú vestido —




— ¿Qué? —




— Es mío y quiero que lo uses. Seguramente el modelo sexy estará ahí y tú no puedes desaprovechar la oportunidad— Me dijo con ojos brillosos.




— Pero no creo que me entre tu vestido — Comenté.




Lara es mucho más delgada que yo, y ya me imagino pidiendo a gritos que me ayuden a salir del vestido. Eso sería una situación muy embarazosa.



— Solo pruébatelo — Me animó Samuel — Si no te gusta vuelves a tu “No quiero nada de acción esta noche” digo a tu vestido blanco —




Negué con la cabeza riendo — Creo que ustedes son algo picantes para mí— Bromeé y ellos rieron.




— No queremos ser de mala influencia para ti, pero no podemos evitarlo— Comentó Lara




— Tiene razón, yo era una inocente paloma blanca, hasta que comencé a frecuentarla y me volvió un pervertido de primera —  Samuel sonrió mostrando sus perfectos dientes blancos.




Fui hasta el baño y respiré profundo antes de probarme el vestido.



No quedé atascada, atrapada, ni nada parecido, aunque el vestido era más pequeño de la talla a la que suelo usar.
Mientras me miraba al espejo, noté que no me quedaba tan mal, solo había un gran problema… el escote. Lara tiene pechos más pequeños que los míos y apuesto a que el vestido le debe quedar bien en esa zona, pero los míos parecen que van a salir huyendo en cualquier momento.
Me miré al espejo una vez más, el vestido es de color negro, acampanado con escote corazón, es muy bonito.
La parte de la pollera se ve bien, aunque para mi gusto está algo corto.
Debo reconocer que me aprieta un poco en el busto pero afortunadamente respiro bien.
Confío que las tiras en mis hombros sean de plena seguridad para que nada se escape esta noche.

Cuando salí del baño Lara y Samuel quedaron literalmente con la boca abierta.




Avergonzada e insegura pregunté — ¿Me queda bien? —




— ¡Mierda! Tus pechos se ven geniales, volverás loca al adonis — Comentó Lara




— Estoy pensando en la posibilidad de volverme heterosexual — Dijo Samuel bromeando.



Estoy agradecida que estén aquí para animarme, en verdad lo necesito…Digamos que mi autoestima siempre estuvo por el piso.




— Gracias chicos, enserio — Sonreí y luego fruncí el ceño— ¿No creen que la falda es algo corta? —




Antes de que diga otra cosa, me encaminaron hacia afuera de mi habitación.


El frío viento de otoño golpeó contra mis piernas cuando salí del hotel, Lara se quejó por sus brazos, y Samuel también se quejaba, aunque él era el más vestido de los tres, ya que llevaba un jean entubado y una camisa estampada blanca abotonada hasta arriba. Me recordaba mucho a  Chris Colfer.
Luego de unas cuadras llegamos al dichoso bar. El lugar estaba lleno, las mesas, los sillones, las banquetas y apuesto a que el  baño de mujeres también.




— Veo que muchos asistieron — Dije mientras me acomodaba el pelo.




— Si…— Vaciló Lara — Si llegó ver a Tom por aquí creo que voy a suicidarme… “Martinez ese informe está incorrecto”, “Lara Martinez, a mi despacho ahora”, “Lara debes dejar de leer en horario de trabajo” — Finalizó su burla hacia Tom y yo reí ante el último comentario.



Unos jóvenes dejaron las banquetas y aprovechamos nuestra oportunidad para sentarnos.




— Comencemos por algo tranquilo — Murmuró Lara — Tres chupitos por favor— Gritó por encima de la música al chico que servía los tragos.




Si tres chupitos de bebida blanca es algo “tranquilo” para ella, no quiero imaginar lo que debe ser un trago fuerte.




—  Esperen — Dijo Samuel — Hagamos nuestro juego, pero con desafíos, si cualquiera de nosotros se acobarda deberá beber un chupito y así —




— Te desafío a que le toques el trasero a ese chico que está allí— Dijo Lara.




— ¿Estás loca? Me romperá la cara—




— De acuerdo, entonces aquella chica — Dijo señalando a una rubia.
Antes de pensarlo Samuel se estaba bebiendo su primer chupito.



— Marlene, debes pedirle él número a algunos de estos chicos— Dijo Samuel.




— Prefiero que sigan contando sus experiencias sexuales antes de tener que hacer sus desafíos — Dije riendo mientras miraba mi trago.




— No seas gallina ¿Qué tiene de malo? — Se burló Lara —Ah, ya sé lo que te sucede, solo tienes ojos para el chico sexy—




Mis mejillas ardieron.



— Luego de beber algo iremos a buscarlo— Comentó Samuel.




Después de los consejos de mis compañeros de trabajo, yo ya estaba “lista” para ir a la caza del modelo. Al menos, eso es lo que me dijeron.
Obviamente sus consejos consistían en atarlo la cama, quitarle la ropa y hacerle… cosas a Lucas, digamos que me hicieron un resumen de cincuenta sombras de grey pero con las escenas del cuarto del placer.
Después de varios chupitos, nos reíamos de hasta nuestras manos.
Sentía mi cara arder, mi garganta no estaba mejor, pero me sentía estupenda y mis sentidos estaban bien.




— Te apuesto algo Samuel — Comentó Lara.




— Te escucho — Habló mientras su cabeza se encontraba en mi hombro.




— Te apuesto a que Marlene no se le tirará al adonis… Mira la hora y aún sigue aquí — Me desafió con una sonrisa.




— Apuesto a que si, vamos a buscarlo — Samuel levantó su cabeza de mi hombro.




— ¡Vamos!— Salté de mi banqueta y ambos me miraron sorprendidos.




A pesar de beber, aún estoy bastante consciente de lo que hago, pero sé que también soy lo bastante valiente en estos momentos para enfrentar a Lucas y por primera vez tomar el mando de las cosas.

Nos escabullimos por todo el bar pero nunca lo encontramos, así que para cuando decidimos volver a nuestro lugar, por supuesto… Estaban ocupados.




— Los tres la estamos pasando bien, ¿Por qué no vamos a mi habitación y seguimos lo que comenzamos en el bar? — Dije.




— Es sumamente deprimente que esta haya sido mi única propuesta esta noche — Bromeó Samuel.




Comenzamos a caminar mientras hacíamos bromas sobre mi vestido blanco y de cómo jamás conseguiría novio si lo seguía usando.
Mientras nos reíamos veíamos pasar grupo tras grupo de jóvenes.
Casi llegando a la calle de nuestro hotel pude visualizar a la chica que vimos en el stand de libros electrónicos, esta vez llevaba su cabello suelto y un hermoso vestido blanco, pero este no era tan “virgen” o “inocente” como el mío.




— ¡Marlene ahí está el modelo!— Gritó Lara y todo el mundo se paró para verla.




— Podrías ser más sutil— La regañó Samuel.




No me había dado cuenta que Lucas estaba en el grupo, no puedo creer que lo haya pasado por alto, pero la verdad es que solo le presté atención a la chica rubia que estaba con ellos, quizá porque es la única mujer en un grupo de lleno de hombres.
Me encontré con la intensa mirada de Lucas y su expresión neutra, sin siquiera hacer una mueca, él siguió su camino como si nada mientras hablaba con uno de los chicos que estaba en su grupo.




Pude escuchar claro a la rubia cuando habló — Que mal gusto… —




— ¿Qué mierda? — Gritó Lara, al parecer es la más afectada por el alcohol.




La rubia fue la primera en darse vuelta y darnos una mirada de arriba abajo a los tres.




— A pesar de venir a una convención de trabajo, puedo ver que la basura sigue siendo basura— Dijo y me quedé con la boca abierta.




— Te crees la gran cosa Melissa— Dijo Lara apretando los puños.




¿Melissa? ¿Acaso se conocen? Miré a Lara asombrada pero ella no me miró, solo tenía ojos para la rubia y a juzgar por su cara, apuesto que está imaginando su puño chocando contra ella.




Melissa rió — No vales la pena —




Mis neuronas ebrias conectaron y hablé — Estás siendo muy grosera—




— Tú no te metas…— Me miró y me dedicó una sonrisa burlona — ¿Por qué no te cambias el vestido por uno de tu talla? ¿Puedes respirar? — Finalizó y los chicos a su alrededor se taparon la boca para no reírse. Él único que seguía sin hacer nada era Lucas.



Lo miré y recordé todas las cosas que vivimos. Las burlas y las palabras contra mí. Apuesto a que el también lo está recordando, y muy adentro mío le estoy pidiendo que me defienda pero eso no va a pasar.
Pude ver que Lucas le murmuró algo al oído y ella asintió, la rubia dio la media vuelta para empezar a caminar.
No sé que le habrá dicho para calmarla, porque ella no volvió a darse vuelta a pesar de los insultos de Lara.
Con Samuel la llevamos directo a su habitación, donde mientras le lavábamos la cara ella nos contó que conoce a Melissa desde hace varios años y que siempre se llevaron mal, no nos llegó a contar el motivo porque prácticamente se quedó dormida cuando la dejamos en la cama.




— Creo que dormiré aquí— Comentó Samuel mientras yo asentí con la cabeza.




Lo saludé y cuando entró al baño aproveché para llevarme una botella de licor que había al lado de la cama de Lara, supongo que después se la compensaré, pero necesito tomar algo y lo necesito ahora.
Cuando llegué a mi habitación me quité los zapatos y me senté en la alfombra contra la pared, destapé la botella e hice algo sumamente estúpido… Seguir bebiendo.
No tiene sentido, pero aún así lo hago… Es inmaduro y aún así lo hago.


Me torturé durante unos veinte minutos aproximadamente pensando y pensando porque Lucas no me defendió, o porque no vino conmigo en vez de quedarse con ellos… con ella.
Miré mi celular y tenía unas catorce llamadas perdidas, reconocí los últimos tres dígitos al instante.
Y a pesar de que ya estaba haciendo algo tan estúpido como beber, no me bastó y tomé más decisiones estúpidas, lo llamé.
Esperé pero me atendió la contestadora, dejé mi celular ignorando como vibraba en el suelo…





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No podía creer lo que Melissa le estaba diciendo a Marlene. Me congelé, no esperaba que la tratara así, de hecho quería decirle algo pero me quedé en silencio recordando que yo fui exactamente igual. Si hablaba sería un hipócrita.


Me acerqué a ella y le susurré — Déjala y haremos lo que me pediste—


Ella quería que la acompañe a una estúpida fiesta cuando volvamos de este viaje, por supuesto que me negué, pero la conozco y sé que no dejará de humillar a Marlene, así que hice lo primero que se me ocurrió para que dejara de molestarla.

Ella asintió y comenzó a caminar mientras nosotros la seguimos. No sé porque mierda fui con ellos, pero lo hice. Debería estar durmiendo, estoy muy cansado para salir, además anoche no pude dormir nada. Después de haber tocado a Marlene no pude pegar un ojo, no dejaba de pensar en nosotros, en ella en realidad.
Me agrada, me gusta estar con ella, y confieso que la deseo como jamás deseé a nadie. Quizá sea porque es virgen,  nunca estuvo con nadie, y  que yo sea el primero me entusiasma, tengo muchas cosas para enseñarle, pero ¿Qué pasará después? No suelo durar mucho con alguien, me canso, me aburro y no sigo con ellas, y mucho menos tendría una relación, eso jamás pasará.
Pero no puedo hacerle esto, dicen que las chicas suelen enamorarse del tipo que les quita la virginidad, y preferiría que ella no sienta nada sentimental, haría las cosas más fáciles para los dos.
Pronto volveré a España y planeo quedarme ahí. La semana que pasé allí me gustó, además volví a ver a mis amigos y recordé mi vida en aquel lugar, cuando terminé mis últimas materias voy a irme de aquí, pero antes hay algo que quiero hacer…





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Me bebí el ochenta por ciento de la botella y no me encontraba muy bien, mi estomago me está cobrando por ello.
Apagué mi celular porque no soportaba la vibración. Estaba sumergida en un embriagador silencio que me resultaba extrañamente agradable.
Estuve mirando un punto fijo durante unos diez minutos pensando realmente en nada, hasta que escuché que alguien tocaba mi puerta. Automáticamente me tensé, porque a pesar de mi estado estoy segura de quien se encuentra del otro lado, y aún peor, no cerré la puerta con el seguro.




— Marlene… Abre la puerta — Su voz calmada y cansada.




No respondí. Tenía la leve esperanza de que se vaya pero eso no iba a suceder, del otro lado de la puerta se encontraba el tipo más insistente del mundo. Tocó una vez más, hasta que decidió ir por el picaporte y abrir la puerta.

Nuestras miradas se encontraron y él frunció el ceño cuando miró hacia la botella y luego me miró a mí de nuevo.
Estaba tan lindo como de costumbre y me enloqueció como su camisa estaba fuera de sus jeans, y como los primeros tres botones se encontraban desabrochados, y ni hablar de las mangas arremangadas.
Se me vino la idea de arrancarle la camisa, pero los pensamientos  se desvanecieron cuando noté que me estaba hablando y agitaba una mano delante de mis ojos.




— ¿Estás bien? — Asentí — ¿Por qué mierda has bebido tanto? Me decepcionas  — Lo miré a los ojos y recordé cuando él quería beber y yo le pedí que por favor no lo haga.




Me levantó y me llevó hasta el baño donde me obligó a mojarme la cara.
Cuando me sequé la cara, sin poder evitarlo pegué mi nariz a su cuello para oler su delicioso perfume.





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Me tomó por sorpresa cuando pegó su nariz a mi cuello, creí que iba a desmayarse pero no. Solo me estaba… oliendo.
Podía sentir su respiración y el cosquilleo que hacía en mi piel.




— ¿Lucas? —




— ¿Si? —




— Hueles delicioso— Susurró, y esas palabras fueron las más extrañas que alguien me había dicho jamás.




No le contesté y rodeó sus brazos a mi cuello — Siento lo de hoy… Melissa puede llegar a ser algo… Insoportable— No pude evitar decirlo y cerré los ojos preparándome para el terremoto que se puede venir.



Me miró a los ojos y para mi sorpresa asintió con la cabeza y siguió olfateando mi cuello. ¿Qué mierda le sucede? ¿Por qué no me está gritando? La Marlene tranquila me asusta mucho más que la que discute conmigo.
Me tomó de la muñeca y me guió nuevamente a la habitación, no sabía lo que quería hacer pero la vigilaba de cerca en caso de que quiera vomitar o desmayarse aquí. Me planteé el hecho de llamar a un médico.
Cuando la miré noté que estaba sonriendo, y diría que estaba totalmente perdida en sus pensamientos porque creo que me está ignorando o quizá olvidó que me encuentro aquí.




— ¿En qué piensas? — Pregunté y parpadeó hacia donde me encontraba.




— En ti — Respondió a toda velocidad.




— ¿En que soy un idiota? — Lo sabía, ahora comenzará a gritarme.




— En que me gusta tu camisa desabrochada — Terminó la frase y comenzó a reírse.




— ¿Estás bien? —




— Muy bien— Se mordió el labio mientras me miraba sin siquiera disimular. Con su dedo índice tocó la parte descubierta de mi pecho, sé que ha bebido y que probablemente recuerde poco de esto.




— Estoy cansada, iré a dormir — Asentí. — ¿Puedes bajarme el cierre del vestido? —




Levantó su cabello mientras yo ponía mis dedos sobre el cierre.
Melissa no tenía ni idea de lo que hablaba, seguramente le tenga envidia a Marlene o algo así, este vestido le quedaba muy bien, y de hecho cada vez que la tenía de frente tenía que concentrarme en sus ojos para no mirarle el escote.
Si fuera otra chica ya le hubiera arrancado el vestido, pero Marlene no es cualquier chica.
Cuando mis dedos abandonaron el cierre, ella se dio vuelta y me miró fijo con su boca entreabierta… Esa boca, me hace pensar en cosas muy malas.

La tomé por las caderas y la besé, al instante que unimos nuestras bocas ella saltó y rodeó sus piernas en mi cintura. Me sorprende como actúa pero la verdad es, que no puedo resistirme, y el vestido lo está haciendo muy difícil.
Me senté en la cama y Marlene se sentó a horcajadas de mí. Mientras la besaba con ansiedad, ella comenzó a bajar lentamente las tiras de sus hombros mientras se quitaba el vestido hasta su cintura. Me separé de su boca para observarla. Su sostén pedía a gritos ser desabrochado, pero no puedo hacerle esto, no puedo aprovecharme de ella así.




— Mierda, deja de hacer eso— Hablé cuando movió sus caderas contra mí por segunda vez.




Marlene  susurró mi nombre y yo estaba loco. Algo saltó en mis pantalones y sé que es el momento de parar.
La tomé de las caderas para que pare sus movimientos.



— No va a suceder, no de esta manera— Dije y me encontré con sus ojos cafés. Le besé la frente.



Se quitó el vestido y quedó con ropa interior, me dije a mi mismo que era una buena decisión la que había tomado, que no debería tocarla sabiendo que ella no recordará nada mañana, pero al parecer, no se da cuenta lo que provoca… Mejor dicho lo que provocó en mis pantalones.

Me recosté a su lado, y al poco tiempo noté que estaba dormida. Esta vez no me quité la ropa para dormir, me quedé con mi jean y camisa, sé que dormiré como la mierda pero sabía que si llegaba a despertar y nos veía a ambos semidesnudos quizá le agarré un ataque.





####





Me dolía la cabeza. Dolía mucho.

Ni siquiera era capaz de abrir los ojos. Me moví a un costado y sentí unos duros brazos que me rodeaban. Abrí los ojos al instante y sentí la punzada de dolor en mi cabeza.
Recuerdo todo lo que sucedió anoche, no puedo creer que haya seguido los consejos de Lara y Samuel:
“Desnúdate para él”, “trata de ser sensual”, “No hables, solo debes actuar”
No puedo culparlos, soy yo la que prácticamente se le tiró a Lucas, sin conseguir que suceda nada. No sé cómo voy a enfrentarlo ahora.




— ¿Estás despierta? — Susurró contra mi pelo.




No puedo evitar lo inevitable — Si— Respondí. Me sentía estúpida.




— Has bebido mucho ayer—




— Lo sé, mi cabeza me está matando—




Me di vuelta para mirarlo a los ojos, y tenía un leve rojo en ellos — ¿Dormiste anoche? —




Sonrió y apareció un maravilloso hoyuelo— Un poco — Frunció el ceño y me miró fijo— ¿Por qué lo hiciste? —




Tragué en seco — No lo sé, siento haberme tirado de esa manera — Escondí mi cara en su cuello avergonzada.



Su pecho vibró y comenzó a reírse  — No te estaba hablando de eso— Buscó mis ojos mientras seguía riéndose — ¿Me estás diciendo que eras consiente de todo, o de casi todo? —




No respondí, no podía hacerlo. Podría hundirme aún más.




— ¿Te dije alguna vez que me encanta cuando te sonrojas? — Mi cara ardía literalmente.




— Entonces… ¿De que hablabas? — Aclaré mi garganta, mientras cambiaba de tema.




— No quiero que vuelvas a beber, no comprendo porque lo hiciste— Me acarició la mejilla y me miró fijo — ¿Fue por lo qué te dijo Melissa? —




Negué con la cabeza — ¿Tiene que haber algún motivo para beber? —




— No. Pero te conozco Marlene —



— No me defendiste…— Le solté sin poder evitarlo— Actuaste como si no me conocieras. Sé que no soy tu amiga… ¡Mierda! Ni siquiera sé lo que somos… Quizá nada. No entiendo porque me preguntas cuando sé perfectamente que no te importa — 



Después de mi maravilloso discurso llegó el silencio. Eso es todo lo que nos rodeaba, solo se escuchaban nuestras respiraciones.




Después de un rato respondió — Si no me importara, ni siquiera te lo preguntaría Marlene —




— Da igual — Dije mientras miraba al techo.




— Si no hablé fue porque me sentía un hipócrita, yo era igual antes, ¿Lo recuerdas? —




<Como olvidarlo>




— Me pediste perdón, y te perdoné. ¿Puedes superarlo y olvidar todo? —




No dijo nada así que le pregunté — Si no te hubieras sentido así, ¿Me hubieras defendido enfrente de tus amigos? —




—No son mis amigos…—




— ¿Enfrente de tus compañeros…?—




Asintió y habló— Una vez me peleé con un tipo por ti, ¿Lo olvidaste? No me agrada la idea de que alguien te lastime… ¿Eso es lo que querías oír? —




Suspiró y volvió hablar — Y con respecto a lo que somos… ¿Es necesario ponernos un titulo? Digo, estamos bien ¿no?, me gusta pasar tiempo contigo, y ni siquiera he estado con nadie desde la primera vez que nos besamos —




Lo miré sorprendida — ¿Enserio? ¿No has… estado con nadie? —




Negó con la cabeza, iba a preguntarle el porqué pero habló — Quiero que seas mía Marlene, ya te lo dije, te deseo como jamás deseé a nadie y no soy del tipo que pone títulos a nada, pero te prometo que solo tú vas a hacer la única que me toque… ¿Qué dices? —



— ¿Quieres que sea tu amiga con derecho?— Dije elevando mis cejas.



— Eso también es un titulo— Dijo.


De acuerdo, este chico tiene un grave problema a la hora de nombrar algo. 


Mierda. Parece que se estuviera entregando como una especie de… de… prostituto. ¿Qué puedo responder ante este repentino giro de las cosas? Quiero estar con él claro, y la idea de que yo sea la única es muy tentadora, pero… ¿Cómo sé que está siendo sincero? ¿Quiere ser mi amigo con derecho? ¿Eso es lo que me propone?

Si acepto solo tengo una condición: Nada de sexo.



El día que tenga mi primera vez quiero que sea con alguien que me quiera, y que tenga un compromiso verdadero conmigo.

Luego de unos minutos tomé una absurda decisión, acepté estar con él. Pero también hice algo más absurdo aún… No le comenté nada sobre “mi condición”
Asentí con la cabeza y él me regaló la sonrisa más maravillosa del mundo.


Mierda, me tiene a sus pies…




— Tomaste una buena decisión— Su sonrisa era más grande y estaba embobada mirándolo — Te prometo que seré todo tuyo— Susurró




Santa madre del sacramento…



Él no sabe lo que hace… En verdad no sabe, porque si mi fuerza de voluntad es mayor al deseo que le tengo, jamás sucederá nada entre nosotros, no dejaré que mi primera vez sea con él… A pesar de mis sentimientos, no puedo permitirlo.
Si él es el primero y luego me abandona, ¿Qué sucederá conmigo? Ni siquiera puedo imaginarlo.


Casi me muero cuando recordé que estaba en ropa interior, Lucas no hizo ni el más mínimo esfuerzo por no mirar, me observó mientras me cambiaba mientras susurraba algunas cosas.

Mis sentimientos por él van en aumento, y me da miedo todo lo que estoy haciendo, jamás me imaginé aceptando tal oferta, pero... ¿Cómo iba a decirle que no? Además, me convenció cuando dijo "te prometo que solo tú vas a hacer la única que me toque" 


Estoy jodida, será difícil no dejarse llevar por este hombre.



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