¿Lucas Dubois qué es lo que me estás proponiendo?
Cuando
desperté noté dos cosas: La primera era que no había dormido así de bien
después de varios días, y la segunda… Lucas no estaba a mi lado.
Me
levanté de la cama y recordé todo lo que sucedió anoche. Aún tengo la sensación
de sus labios sobre los míos… sobre mi piel, la maravillosa sensación de sus
caricias, no creo que sea algo que olvide tan fácil.
Me
levanté y fui al baño, cuando me miré al espejo me horroricé al ver mi cara. Al
parecer anoche me quedé dormida con el maquillaje puesto, y mis ojos parecían
los de un mapache. Apuesto que Lucas se habrá reído al verme.
Suspiré
y entré a la ducha, cuando salí del baño lo encontré recostado en mi cama.
— Ahora eres tú la que lleva puesto solo
una toalla — Dijo mientras curvaba sus labios hacia arriba.
Aclaré
mi garganta mientras sostenía con más fuerza de lo normal mi toalla. En esos
momentos deseé haberme cambiado en el baño.
Aunque
no sé porqué me avergüenzo. Lucas pudo verme en ropa interior, conoce bastante
de mi cuerpo, pero no del todo... Quizá ese sea el motivo por el cual quiero
cubrirme.
— Te ves bien — Habló mientras se
levantaba de la cama y cuando estuvo a mi lado susurró. — Muy bien —
Sin
pensarlo dos veces busqué su boca y lo besé, en verdad lo extrañé todos estos
días, aunque hice un esfuerzo sobrehumano para olvidarlo, la cosa no funcionó
como esperaba.
De
todos modos regresó como si nada y puso mi mundo de cabeza, otra vez.
— ¿Dónde estabas todo estos días? —
Pregunté contra su boca, mientras una mano estaba en su pecho, y la otra en la
toalla, por supuesto.
— En España — Lo miré a los ojos y elevé
mis cejas sorprendida. — Fui a visitar a mi madre — Dijo desviando la mirada.
Asentí sin entrar mucho en tema, sé que
no le gusta hablar sobre su familia, aunque pronto le preguntaré. La verdad, me
da mucha curiosidad conocer más sobre ese tema.
— ¿Dormiste aquí anoche? —
— Claro —
— Ah — Dije mientras me alejaba para
buscar ropa.
— Me llamaron para trabajar, por eso no
me viste cuando despertaste —
Sonreí mientras seguía buscando mi ropa.
Es una tontería, pero me encanta que se tome la molestia de explicarme las
cosas, cuando sé que no acostumbra hacerlo.
— Deberías ir a trabajar entonces — Dije
mientras me mordía el labio para no sonreír.
— Un compañero tomó mi lugar, le dije que
volvería en quince minutos —
— ¿Quince minutos de descanso? — Pregunté
y noté que me estaba dando frío.
— Se puede hacer muchas cosas en quince
minutos… “Descansar” no está en mis planes — Mierda, mi cara debe ser del color
de un tomate.
— ¿Qué planes tienes? — Me aventuré a
preguntar, y tragué en seco cuando estuvo a centímetros de mi cara.
Me perdí en sus profundos ojos verdes.
— Todo lo que te incluya a ti…— Se puso
serio por unos instantes — Por cierto... ¿Estás bien? —
— Si, ¿Por qué? —
— No me dijiste nada con respecto a lo
que pasó anoche— En verdad estaba sorprendida, se veía vulnerable, era como si
esperaba una especie de aprobación, o algo así.
— No sé qué quieres que te diga…— Me
abofeteé mentalmente, enserio no esperaba esto.
— Nada — Mintió— Solo quería saber si
estabas bien… Te dejaré para que te cambies, te veré después— Y sin más salió
por la puerta.
Aquí
estamos otra vez… Pasamos de un buen momento a estar en un momento sumamente
incomodo.
Quería
decirle lo lindo que él fue conmigo anoche, que estuvo bien, sumamente bien, y
el hecho de que haya sido tan tierno era algo que agradecía. Pero no lo hice,
no hice nada en realidad.
No
sé cuan peligroso puede ser subirle el ego a este chico, cuan peligroso puede
ser que él note lo que provoca en mí…
¿A
quién quiero engañar? Lucas sabe perfectamente que me tiene en sus manos.
Después
de cambiarme pasé por la habitación de Samuel, ya que era el que tenía más
cerca.
— ¡Marlene! — Dijo mientras me agarraba de la muñeca
para hacerme pasar rápido.
Tenía su cara cubierta de crema, solo le
faltaba los pepinos en los ojos.
— Veo que estás ocupado contigo mismo —
Dije riendo.
El lanzó una carcajada antes de hablar —
¡Quiero detalles! Y ni se te ocurra omitir nada—
— ¿De qué hablas? — Pregunté mirando dos
rodajas de pepinos sobre la mesita de luz.
— No te hagas la tonta. ¿Qué pasó ayer
entre tú y Lucas? —
Inconscientemente comencé a toser y eso
aumentó la emoción en Samuel.
Mi cuerpo me delata… Genial.
— No pasó nada — Mentí.
— ¿Qué? Con Lara prácticamente te lo
envolvimos con moño y dices que pasó “nada” — Levantó las manos dramáticamente
mientras sonreía — ¿Él no insistió?
— ¿Qué me estoy perdiendo? — Sé que algo
sabe, y también sé que tenía algún plan. No hacía falta ser adivino para ver
detrás de esos ojos pícaros.
—
Siéntate nena — Samuel se cruzó de brazos y se apoyó contra la pared. Me senté
sobre su cama y habló — Cuando te fuiste de el stand donde se encontraba el
dios griego — Rodé mis ojos riendo — Él nos pidió tu número, dijo estar
interesado en tí… Por eso lo invitamos, y supuse que ocurriría algo entre
ustedes, pero veo que no —
— ¿Me dices que mis compañeros de trabajo
me estaban regalando, ofreciendo, vendiendo o algo parecido a Lucas? —
— Solo te hicimos un favor, te encantó la idea de atarlo a la cama —
Guiñó un ojo y sentí mis mejillas arder, (claro
que me encantó esa idea) — ¿Enserio no hicieron nada? —
Samuel y Lara no tenían idea de que yo
conocía a Lucas, así que por ahora seguirá así. Además deben aprender que no
pueden ir ofreciéndome a cualquier extraño, aunque este extraño lo conozco, y
muy bien. — Nada ocurrió — Soy la peor mentirosa del mundo.
Luego de que se lavara la cara, buscamos
a Lara a su habitación, que por cierto me hizo miles de preguntas antes de
siquiera decirme hola, y terminó
igual de decepcionada que Samuel.
Nos tocaba estar a las 14:00 en la
convención, pero como terminamos de comer temprano aparecimos antes y decidimos
dar algunas vueltas antes de ponernos a trabajar.
Estábamos cerca de donde se encontraba
Lucas y comencé a ponerme nerviosa. Me arrepiento de no haberle dicho nada
respecto a lo de anoche pero es que siempre me da miedo que él pueda dejarme
tirada como suele hacerlo. Además él aún sigue “libre” y solo pensar que puede
hacer con otra lo mismo que hace conmigo se me revuelve el estomago. Debería
dejar de ser una cobarde y hablar con él, quiero aclarar esto, no soy capaz de
compartirlo, aunque eso signifique no volver a tocarlo nunca más.
— ¡Marlene! ¿Qué piensas de esta
editorial? — Dijo Lara — Creo es la
quinta vez que te lo pregunto, ¿Dónde tienes la cabeza? —
— ¿Dónde debemos estar hoy? — Pregunté
cambiando de tema.
Lara rodó los ojos — Estaremos nuevamente
en libros electrónicos — Elevó las cejas
varias veces mientras sonreía.
— ¿Qué? Creí que recorreríamos otros
lugar… —
— Si — Me interrumpió Samuel— Pero a Tom
le gusto mucho nuestro trabajo ahí, y puede ver que somos un excelente grupo.
Ya sabes, nosotros tres somos geniales—
— Eso te pasa por no despertarte temprano
hoy — Dijo Lara mientras sonreía— Tom nos habló en el desayuno y nos dijo que
debíamos quedarnos en el stand del chico
caliente, ya que los demás grupos están recorriendo otros lugares —
Al ver mi cara Samuel habló — No te
preocupes, los únicos en el desayuno eran Tom, Lara, y yo—
Me reí al pensar en los tres desayunando
solos.
Cuando llegamos a la parte de libros
electrónicos nos encontramos con una chica de ojos color café y cabello rubio
atado en una perfecta cola, sus labios
pintados de color rojo intenso, a su lado se encontraba un chico de ojos grises
con cabello castaño y corto. La elegancia de sus trajes combinaba perfectamente
con su presencia.
A pesar de que con mis compañeros
usábamos camisas de vestir y sacos azules como parte de nuestro uniforme, me
sentí fuera de lugar.
Lara murmuró algo y estaba muy tensa, se
disculpó y dijo que iría a ver si los demás necesitaban ayuda, y sin más nos
dejó a Samuel a mí solos.
Pusimos manos a la obra y seguimos viendo
los modelos que nos faltaban, la chica del stand nunca se esforzó por entablar
una conversación, fue su compañero el que hizo todo el trabajo.
No sé si sentirme tranquila o
decepcionada al no ver a Lucas por aquí. Me hubiera encantado verlo vestido
formal. Apuesto que se vería sumamente seguro… y dejando babeando a todas a su alrededor. <Maldito
subconsciente>
Hicimos unas últimas anotaciones y nos
marchamos a nuestro stand. Nos encontramos a Lara y a Tom. Él decidió tomar
nuestra jornada de trabajo como terminada.
— Estoy agotada— Me quejé mientras
caminábamos hasta el hotel.
— Es
nuestra última noche aquí, ni se te ocurra irte a dormir temprano — Me
advirtió Samuel.
— No deberías irte a dormir temprano, hoy
habrá una fiesta de despedida, eso es lo que me enteré —
— Siempre te enteras de todo querida Lara
—
— Siempre me entero de todo querido
Samuel — Ironizó ella.
— ¿Una fiesta? — Pregunté.
— En realidad se juntaran en un bar a
unas calles de aquí, eso es lo que me contaron, ¿Creen que deba ir de vestido?
— Comentó Lara y yo reí.
Luego de un rato estaba en mi habitación
debatiendo si debía o no asistir a la fiesta.
Solo tengo un motivo para ir, y es porque
estoy casi segura que Lucas asistirá, después de todo, fueron sus compañeros
los que organizaron todo.
La noche llegó y yo me encontraba vestida
y maquillada. Llevaba un vestido blanco por las rodillas, con escote cuadrado
dejando todo en su lugar.
Samuel y Lara tocaron a mi puerta y no
disimularon la expresión en su rostro al verme.
— Pareces taaan— Dijo Samuel y yo elevé
mis cejas— Inocente— ¡Virgen! — Dijo
Lara al mismo tiempo.
— ¿Qué tiene de malo? — Dije sintiéndome un
poco ofendida.
— Cariño es una fiesta, mira el vestido
de Lara— Dijo Samuel.
Observé a Lara y se veía estupenda,
llevaba un corto vestido rojo, con un escote cruzado, no era vulgar pero sé que
llamaría la atención de todos los hombres.
— Te ves genial — Le dije sinceramente y
ella me sonrió.
— El único problema es su pelo — Bromeó
Samuel y ella le dio un codazo.
— Nadie puede manejar tan bien los rizos
como yo — Meneó la cabeza y luego me tendió una bolsa — Tú vestido —
— ¿Qué? —
— Es mío y quiero que lo uses.
Seguramente el modelo sexy estará ahí y tú no puedes desaprovechar la
oportunidad— Me dijo con ojos brillosos.
— Pero no creo que me entre tu vestido —
Comenté.
Lara es mucho más delgada que yo, y ya me
imagino pidiendo a gritos que me ayuden a salir del vestido. Eso sería una
situación muy embarazosa.
— Solo pruébatelo — Me animó Samuel — Si
no te gusta vuelves a tu “No quiero nada de acción esta noche” digo a tu
vestido blanco —
Negué con la cabeza riendo — Creo que
ustedes son algo picantes para mí— Bromeé y ellos rieron.
— No queremos ser de mala influencia para
ti, pero no podemos evitarlo— Comentó Lara
— Tiene razón, yo era una inocente paloma
blanca, hasta que comencé a frecuentarla y me volvió un pervertido de primera —
Samuel sonrió mostrando sus perfectos
dientes blancos.
Fui hasta el baño y respiré profundo
antes de probarme el vestido.
No quedé atascada, atrapada, ni nada
parecido, aunque el vestido era más pequeño de la talla a la que suelo usar.
Mientras me miraba al espejo, noté que no
me quedaba tan mal, solo había un gran problema… el escote. Lara tiene pechos
más pequeños que los míos y apuesto a que el vestido le debe quedar bien en esa
zona, pero los míos parecen que van a
salir huyendo en cualquier momento.
Me miré al espejo una vez más, el vestido
es de color negro, acampanado con escote corazón, es muy bonito.
La parte de la pollera se ve bien, aunque
para mi gusto está algo corto.
Debo reconocer que me aprieta un poco en
el busto pero afortunadamente respiro bien.
Confío que las tiras en mis hombros sean
de plena seguridad para que nada se escape esta noche.
Cuando salí del baño Lara y Samuel
quedaron literalmente con la boca abierta.
Avergonzada e insegura pregunté — ¿Me
queda bien? —
— ¡Mierda! Tus pechos se ven geniales,
volverás loca al adonis — Comentó
Lara
— Estoy pensando en la posibilidad de
volverme heterosexual — Dijo Samuel bromeando.
Estoy agradecida que estén aquí para
animarme, en verdad lo necesito…Digamos que mi autoestima siempre estuvo por el
piso.
— Gracias chicos, enserio — Sonreí y
luego fruncí el ceño— ¿No creen que la falda es algo corta? —
Antes de que diga otra cosa, me
encaminaron hacia afuera de mi habitación.
El frío viento de otoño golpeó contra mis
piernas cuando salí del hotel, Lara se quejó por sus brazos, y Samuel también
se quejaba, aunque él era el más vestido de los tres, ya que llevaba un jean
entubado y una camisa estampada blanca abotonada hasta arriba. Me recordaba
mucho a Chris Colfer.
Luego de unas cuadras llegamos al dichoso
bar. El lugar estaba lleno, las mesas, los sillones, las banquetas y apuesto a que
el baño de mujeres también.
— Veo que muchos asistieron — Dije
mientras me acomodaba el pelo.
— Si…— Vaciló Lara — Si llegó ver a Tom
por aquí creo que voy a suicidarme… “Martinez ese informe está incorrecto”,
“Lara Martinez, a mi despacho ahora”, “Lara debes dejar de leer en horario de
trabajo” — Finalizó su burla hacia Tom y yo reí ante el último comentario.
Unos jóvenes dejaron las banquetas y
aprovechamos nuestra oportunidad para sentarnos.
— Comencemos por algo tranquilo — Murmuró
Lara — Tres chupitos por favor— Gritó por encima de la música al chico que
servía los tragos.
Si tres chupitos de bebida blanca es algo
“tranquilo” para ella, no quiero imaginar lo que debe ser un trago fuerte.
—
Esperen — Dijo Samuel — Hagamos nuestro juego, pero con desafíos, si
cualquiera de nosotros se acobarda deberá beber un chupito y así —
— Te desafío a que le toques el trasero a
ese chico que está allí— Dijo Lara.
— ¿Estás loca? Me romperá la cara—
— De acuerdo, entonces aquella chica —
Dijo señalando a una rubia.
Antes de pensarlo Samuel se estaba bebiendo
su primer chupito.
— Marlene, debes pedirle él número a
algunos de estos chicos— Dijo Samuel.
— Prefiero que sigan contando sus
experiencias sexuales antes de tener que hacer sus desafíos — Dije riendo
mientras miraba mi trago.
— No seas gallina ¿Qué tiene de malo? — Se
burló Lara —Ah, ya sé lo que te sucede, solo tienes ojos para el chico sexy—
Mis mejillas ardieron.
— Luego de beber algo iremos a buscarlo— Comentó
Samuel.
Después de los consejos de mis compañeros de trabajo, yo ya estaba “lista” para ir
a la caza del modelo. Al menos, eso
es lo que me dijeron.
Obviamente sus consejos consistían en
atarlo la cama, quitarle la ropa y hacerle… cosas
a Lucas, digamos que me hicieron un resumen de cincuenta sombras de grey
pero con las escenas del cuarto del
placer.
Después de varios chupitos, nos reíamos
de hasta nuestras manos.
Sentía mi cara arder, mi garganta no
estaba mejor, pero me sentía estupenda y mis sentidos estaban bien.
— Te apuesto algo Samuel — Comentó Lara.
— Te escucho — Habló mientras su cabeza
se encontraba en mi hombro.
— Te apuesto a que Marlene no se le
tirará al adonis… Mira la hora y aún sigue aquí — Me desafió con una sonrisa.
— Apuesto a que si, vamos a buscarlo —
Samuel levantó su cabeza de mi hombro.
— ¡Vamos!— Salté de mi banqueta y ambos
me miraron sorprendidos.
A pesar de beber, aún estoy bastante
consciente de lo que hago, pero sé que también soy lo bastante valiente en
estos momentos para enfrentar a Lucas y por primera vez tomar el mando de las
cosas.
Nos escabullimos por todo el bar pero
nunca lo encontramos, así que para cuando decidimos volver a nuestro lugar, por
supuesto… Estaban ocupados.
— Los tres la estamos pasando bien, ¿Por
qué no vamos a mi habitación y seguimos lo que comenzamos en el bar? — Dije.
— Es sumamente deprimente que esta haya
sido mi única propuesta esta noche — Bromeó Samuel.
Comenzamos
a caminar mientras hacíamos bromas sobre mi vestido blanco y de cómo jamás
conseguiría novio si lo seguía usando.
Mientras
nos reíamos veíamos pasar grupo tras grupo de jóvenes.
Casi
llegando a la calle de nuestro hotel pude visualizar a la chica que vimos en el
stand de libros electrónicos, esta vez llevaba su cabello suelto y un hermoso
vestido blanco, pero este no era tan “virgen” o “inocente” como el mío.
— ¡Marlene ahí está el modelo!— Gritó
Lara y todo el mundo se paró para verla.
— Podrías ser más sutil— La regañó
Samuel.
No me había dado cuenta que Lucas estaba
en el grupo, no puedo creer que lo haya pasado por alto, pero la verdad es que
solo le presté atención a la chica rubia que estaba con ellos, quizá porque es
la única mujer en un grupo de lleno de hombres.
Me
encontré con la intensa mirada de Lucas y su expresión neutra, sin siquiera
hacer una mueca, él siguió su camino como si nada mientras hablaba con uno de
los chicos que estaba en su grupo.
Pude
escuchar claro a la rubia cuando habló — Que mal gusto… —
— ¿Qué mierda? — Gritó Lara, al parecer
es la más afectada por el alcohol.
La rubia fue la primera en darse vuelta y
darnos una mirada de arriba abajo a los tres.
— A pesar de venir a una convención de
trabajo, puedo ver que la basura sigue siendo basura— Dijo y me quedé con la
boca abierta.
— Te crees la gran cosa Melissa— Dijo
Lara apretando los puños.
¿Melissa?
¿Acaso se conocen? Miré a Lara asombrada pero ella no me miró, solo tenía ojos
para la rubia y a juzgar por su cara, apuesto que está imaginando su puño
chocando contra ella.
Melissa
rió — No vales la pena —
Mis neuronas ebrias conectaron y hablé —
Estás siendo muy grosera—
— Tú no te metas…— Me miró y me dedicó
una sonrisa burlona — ¿Por qué no te cambias el vestido por uno de tu talla?
¿Puedes respirar? — Finalizó y los chicos a su alrededor se taparon la boca
para no reírse. Él único que seguía sin hacer nada era Lucas.
Lo miré y recordé todas las cosas que
vivimos. Las burlas y las palabras contra mí. Apuesto a que el también lo está
recordando, y muy adentro mío le estoy pidiendo que me defienda pero eso no va
a pasar.
Pude ver que Lucas le murmuró algo al
oído y ella asintió, la rubia dio la media vuelta para empezar a caminar.
No sé que le habrá dicho para calmarla,
porque ella no volvió a darse vuelta a pesar de los insultos de Lara.
Con Samuel la llevamos directo a su
habitación, donde mientras le lavábamos la cara ella nos contó que conoce a
Melissa desde hace varios años y que siempre se llevaron mal, no nos llegó a
contar el motivo porque prácticamente se quedó dormida cuando la dejamos en la
cama.
— Creo que dormiré aquí— Comentó Samuel
mientras yo asentí con la cabeza.
Lo
saludé y cuando entró al baño aproveché para llevarme una botella de licor que
había al lado de la cama de Lara, supongo que después se la compensaré, pero
necesito tomar algo y lo necesito ahora.
Cuando
llegué a mi habitación me quité los zapatos y me senté en la alfombra contra la
pared, destapé la botella e hice algo sumamente estúpido… Seguir bebiendo.
No
tiene sentido, pero aún así lo hago… Es inmaduro y aún así lo hago.
Me
torturé durante unos veinte minutos aproximadamente pensando y pensando porque
Lucas no me defendió, o porque no vino conmigo en vez de quedarse con ellos…
con ella.
Miré
mi celular y tenía unas catorce llamadas perdidas, reconocí los últimos tres
dígitos al instante.
Y
a pesar de que ya estaba haciendo algo tan estúpido como beber, no me bastó y
tomé más decisiones estúpidas, lo llamé.
Esperé
pero me atendió la contestadora, dejé mi celular ignorando como vibraba en el
suelo…
####
No
podía creer lo que Melissa le estaba diciendo a Marlene. Me congelé, no
esperaba que la tratara así, de hecho quería decirle algo pero me quedé en
silencio recordando que yo fui exactamente igual. Si hablaba sería un
hipócrita.
Me
acerqué a ella y le susurré — Déjala y haremos lo que me pediste—
Ella quería que la acompañe a una estúpida
fiesta cuando volvamos de este viaje, por supuesto que me negué, pero la
conozco y sé que no dejará de humillar a Marlene, así que hice lo primero que
se me ocurrió para que dejara de molestarla.
Ella asintió y comenzó a caminar mientras
nosotros la seguimos. No sé porque mierda fui con ellos, pero lo hice. Debería estar
durmiendo, estoy muy cansado para salir, además anoche no pude dormir nada.
Después de haber tocado a Marlene no pude pegar un ojo, no dejaba de pensar en
nosotros, en ella en realidad.
Me agrada, me gusta estar con ella, y
confieso que la deseo como jamás deseé a nadie. Quizá sea porque es
virgen, nunca estuvo con nadie, y que yo sea el primero me entusiasma, tengo
muchas cosas para enseñarle, pero ¿Qué pasará después? No suelo durar mucho con
alguien, me canso, me aburro y no sigo con ellas, y mucho menos tendría una
relación, eso jamás pasará.
Pero no puedo hacerle esto, dicen que las
chicas suelen enamorarse del tipo que les quita la virginidad, y preferiría que
ella no sienta nada sentimental, haría las cosas más fáciles para los dos.
Pronto volveré a España y planeo quedarme
ahí. La semana que pasé allí me gustó, además volví a ver a mis amigos y
recordé mi vida en aquel lugar, cuando terminé mis últimas materias voy a irme
de aquí, pero antes hay algo que quiero hacer…
####
Me bebí el ochenta por ciento de la
botella y no me encontraba muy bien, mi estomago me está cobrando por ello.
Apagué mi celular porque no soportaba la
vibración. Estaba sumergida en un embriagador silencio que me resultaba
extrañamente agradable.
Estuve mirando un punto fijo durante unos
diez minutos pensando realmente en nada,
hasta que escuché que alguien tocaba mi puerta. Automáticamente me tensé,
porque a pesar de mi estado estoy segura de quien se encuentra del otro lado, y
aún peor, no cerré la puerta con el seguro.
— Marlene… Abre la puerta — Su voz
calmada y cansada.
No respondí. Tenía la leve esperanza de
que se vaya pero eso no iba a suceder, del otro lado de la puerta se encontraba
el tipo más insistente del mundo. Tocó una vez más, hasta que decidió ir por el
picaporte y abrir la puerta.
Nuestras miradas se encontraron y él
frunció el ceño cuando miró hacia la botella y luego me miró a mí de nuevo.
Estaba tan lindo como de costumbre y me
enloqueció como su camisa estaba fuera de sus jeans, y como los primeros tres
botones se encontraban desabrochados, y ni hablar de las mangas arremangadas.
Se me vino la idea de arrancarle la
camisa, pero los pensamientos se
desvanecieron cuando noté que me estaba hablando y agitaba una mano delante de
mis ojos.
— ¿Estás bien? — Asentí — ¿Por qué mierda
has bebido tanto? Me decepcionas — Lo
miré a los ojos y recordé cuando él quería beber y yo le pedí que por favor no
lo haga.
Me levantó y me llevó hasta el baño donde
me obligó a mojarme la cara.
Cuando me sequé la cara, sin poder
evitarlo pegué mi nariz a su cuello para oler su delicioso perfume.
####
Me tomó por sorpresa cuando pegó su nariz
a mi cuello, creí que iba a desmayarse pero no. Solo me estaba… oliendo.
Podía sentir su respiración y el
cosquilleo que hacía en mi piel.
— ¿Lucas? —
— ¿Si? —
— Hueles delicioso— Susurró, y esas
palabras fueron las más extrañas que alguien me había dicho jamás.
No le contesté y rodeó sus brazos a mi
cuello — Siento lo de hoy… Melissa puede llegar a ser algo… Insoportable— No
pude evitar decirlo y cerré los ojos preparándome para el terremoto que se
puede venir.
Me miró a los ojos y para mi sorpresa
asintió con la cabeza y siguió olfateando mi cuello. ¿Qué mierda le sucede? ¿Por
qué no me está gritando? La Marlene tranquila me asusta mucho más que la que
discute conmigo.
Me tomó de la muñeca y me guió nuevamente
a la habitación, no sabía lo que quería hacer pero la vigilaba de cerca en caso
de que quiera vomitar o desmayarse aquí. Me planteé el hecho de llamar a un
médico.
Cuando la miré noté que estaba sonriendo,
y diría que estaba totalmente perdida en sus pensamientos porque creo que me
está ignorando o quizá olvidó que me encuentro aquí.
— ¿En qué piensas? — Pregunté y parpadeó
hacia donde me encontraba.
— En ti — Respondió a toda velocidad.
— ¿En que soy un idiota? — Lo sabía,
ahora comenzará a gritarme.
— En que me gusta tu camisa desabrochada —
Terminó la frase y comenzó a reírse.
— ¿Estás bien? —
— Muy bien— Se mordió el labio mientras
me miraba sin siquiera disimular. Con su dedo índice tocó la parte descubierta
de mi pecho, sé que ha bebido y que probablemente recuerde poco de esto.
— Estoy cansada, iré a dormir — Asentí. —
¿Puedes bajarme el cierre del vestido? —
Levantó su cabello mientras yo ponía mis
dedos sobre el cierre.
Melissa no tenía ni idea de lo que
hablaba, seguramente le tenga envidia a Marlene o algo así, este vestido le
quedaba muy bien, y de hecho cada vez que la tenía de frente tenía que
concentrarme en sus ojos para no mirarle el escote.
Si fuera otra chica ya le hubiera
arrancado el vestido, pero Marlene no es cualquier chica.
Cuando mis dedos abandonaron el cierre,
ella se dio vuelta y me miró fijo con su boca entreabierta… Esa boca, me hace
pensar en cosas muy malas.
La tomé por las caderas y la besé, al
instante que unimos nuestras bocas ella saltó y rodeó sus piernas en mi
cintura. Me sorprende como actúa pero la verdad es, que no puedo resistirme, y
el vestido lo está haciendo muy difícil.
Me senté en la cama y Marlene se sentó a
horcajadas de mí. Mientras la besaba con ansiedad, ella comenzó a bajar
lentamente las tiras de sus hombros mientras se quitaba el vestido hasta su
cintura. Me separé de su boca para observarla. Su sostén pedía a gritos ser
desabrochado, pero no puedo hacerle esto, no puedo aprovecharme de ella así.
— Mierda, deja de hacer eso— Hablé cuando
movió sus caderas contra mí por segunda vez.
Marlene susurró mi nombre y yo estaba loco. Algo saltó
en mis pantalones y sé que es el momento de parar.
La tomé de las caderas para que pare sus
movimientos.
— No va a suceder, no de esta manera—
Dije y me encontré con sus ojos cafés. Le besé la frente.
Se quitó el vestido y quedó con ropa
interior, me dije a mi mismo que era una buena decisión la que había tomado, que
no debería tocarla sabiendo que ella no recordará nada mañana, pero al parecer,
no se da cuenta lo que provoca… Mejor dicho lo que provocó en mis pantalones.
Me recosté a su lado, y al poco tiempo
noté que estaba dormida. Esta vez no me quité la ropa para dormir, me quedé con
mi jean y camisa, sé que dormiré como la mierda pero sabía que si llegaba a
despertar y nos veía a ambos semidesnudos quizá le agarré un ataque.
####
Me dolía la cabeza. Dolía mucho.
Ni siquiera era capaz de abrir los ojos.
Me moví a un costado y sentí unos duros brazos que me rodeaban. Abrí los ojos
al instante y sentí la punzada de dolor en mi cabeza.
Recuerdo todo lo que sucedió anoche, no
puedo creer que haya seguido los consejos de Lara y Samuel:
“Desnúdate para él”, “trata de ser
sensual”, “No hables, solo debes actuar”
No puedo culparlos, soy yo la que
prácticamente se le tiró a Lucas, sin conseguir que suceda nada. No sé cómo voy
a enfrentarlo ahora.
— ¿Estás despierta? — Susurró contra mi
pelo.
No puedo evitar lo inevitable — Si—
Respondí. Me sentía estúpida.
— Has bebido mucho ayer—
— Lo sé, mi cabeza me está matando—
Me di vuelta para mirarlo a los ojos, y
tenía un leve rojo en ellos — ¿Dormiste anoche? —
Sonrió y apareció un maravilloso hoyuelo—
Un poco — Frunció el ceño y me miró fijo— ¿Por qué lo hiciste? —
Tragué en seco — No lo sé, siento haberme
tirado de esa manera — Escondí mi cara en su cuello avergonzada.
Su pecho vibró y comenzó a reírse — No te estaba hablando de eso— Buscó mis
ojos mientras seguía riéndose — ¿Me estás diciendo que eras consiente de todo,
o de casi todo? —
No respondí, no podía hacerlo. Podría
hundirme aún más.
— ¿Te dije alguna vez que me encanta
cuando te sonrojas? — Mi cara ardía literalmente.
— Entonces… ¿De que hablabas? — Aclaré mi
garganta, mientras cambiaba de tema.
— No quiero que vuelvas a beber, no
comprendo porque lo hiciste— Me acarició la mejilla y me miró fijo — ¿Fue por
lo qué te dijo Melissa? —
Negué con la cabeza — ¿Tiene que haber
algún motivo para beber? —
— No. Pero te conozco Marlene —
— No me defendiste…— Le solté sin poder
evitarlo— Actuaste como si no me conocieras. Sé que no soy tu amiga… ¡Mierda!
Ni siquiera sé lo que somos… Quizá nada. No entiendo porque me preguntas cuando
sé perfectamente que no te importa —
Después de mi maravilloso discurso llegó
el silencio. Eso es todo lo que nos rodeaba, solo se escuchaban nuestras
respiraciones.
Después de un rato respondió — Si no me
importara, ni siquiera te lo preguntaría Marlene —
— Da igual — Dije mientras miraba al
techo.
— Si no hablé fue porque me sentía un
hipócrita, yo era igual antes, ¿Lo recuerdas? —
<Como olvidarlo>
— Me pediste perdón, y te perdoné. ¿Puedes
superarlo y olvidar todo? —
No dijo nada así que le pregunté — Si no
te hubieras sentido así, ¿Me hubieras
defendido enfrente de tus amigos? —
—No son mis amigos…—
— ¿Enfrente de tus compañeros…?—
Asintió y habló— Una vez me peleé con un
tipo por ti, ¿Lo olvidaste? No me agrada la idea de que alguien te lastime…
¿Eso es lo que querías oír? —
Suspiró y volvió hablar — Y con respecto
a lo que somos… ¿Es necesario ponernos un titulo? Digo, estamos bien ¿no?, me
gusta pasar tiempo contigo, y ni siquiera he estado con nadie desde la primera
vez que nos besamos —
Lo miré sorprendida — ¿Enserio? ¿No has…
estado con nadie? —
Negó con la cabeza, iba a preguntarle el
porqué pero habló — Quiero que seas mía Marlene, ya te lo dije, te deseo como
jamás deseé a nadie y no soy del tipo que pone títulos a nada, pero te prometo
que solo tú vas a hacer la única que me toque… ¿Qué dices? —
— ¿Quieres que sea tu amiga con derecho?— Dije elevando mis cejas.
— Eso también es un titulo— Dijo.
De acuerdo, este chico tiene un grave problema a la hora de nombrar algo.
Mierda. Parece que se estuviera
entregando como una especie de… de… prostituto. ¿Qué puedo responder ante este
repentino giro de las cosas? Quiero estar con él claro, y la idea de que yo sea
la única es muy tentadora, pero… ¿Cómo sé que está siendo sincero? ¿Quiere ser
mi amigo con derecho? ¿Eso es lo que me propone?
Si acepto solo tengo una condición: Nada
de sexo.
El día que tenga mi primera vez quiero
que sea con alguien que me quiera, y que tenga un compromiso verdadero conmigo.
Luego de unos minutos tomé una absurda
decisión, acepté estar con él. Pero también hice algo más absurdo aún… No le
comenté nada sobre “mi condición”
Asentí con la cabeza y él me regaló la
sonrisa más maravillosa del mundo.
Mierda, me tiene a sus pies…
— Tomaste una buena decisión— Su sonrisa
era más grande y estaba embobada mirándolo — Te prometo que seré todo tuyo—
Susurró
Santa madre del sacramento…
Él no sabe lo que hace… En verdad no
sabe, porque si mi fuerza de voluntad es mayor al deseo que le tengo, jamás
sucederá nada entre nosotros, no dejaré que mi primera vez sea con él… A pesar
de mis sentimientos, no puedo permitirlo.
Si él es el primero y luego me abandona,
¿Qué sucederá conmigo? Ni siquiera puedo imaginarlo.
Casi me muero cuando recordé que estaba
en ropa interior, Lucas no hizo ni el más mínimo esfuerzo por no mirar, me
observó mientras me cambiaba mientras susurraba algunas cosas.
Mis sentimientos por él van en aumento, y me da miedo todo lo que estoy haciendo, jamás me imaginé aceptando tal oferta, pero... ¿Cómo iba a decirle que no? Además, me convenció cuando dijo "te prometo que solo tú vas a hacer la única que me toque"
Estoy jodida, será difícil no dejarse llevar por este
hombre.
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