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martes, julio 28

Capítulo 9 #QQDMi


Me disculpo por tardar tanto en este capítulo. Espero que lo disfruten así como yo disfruto escribiendo. Sé que me falta mucho, aún así les agradezco por acompañarme en esta historia, abrazo virtual!


Esta vez quiero dedicar este capítulo a ustedes, @kiarapks, @iloveSrgrey y @Vivis_As.









¿Amar es destruir?










Lo primero que vi cuando desperté fue a Lucas con su frente sudorosa y moviendo la cabeza, era como si estuviera negando, también susurraba algo  que no podía entender.
Lo agarré por los hombros para despertarlo.






— ¿Estás bien? — Pregunté.







Tenía sus ojos bien abiertos como si aún estuviera en el sueño. Sin decirme una palabra encendió el velador y de su cajón sacó un pañuelo con el que se secó la cara. Me daba la impresión que lo había hecho muchas veces.






— No es nada. — Dijo mirando el reloj de la mesita de luz. — Son las 4:10 deberías dormir. —







— Si, de todos modos debo levantarme temprano para ir a mi casa. —







— De acuerdo, te llevaré. — Dijo acomodándose en la cama mientras me abrazaba. — Pero ahora debemos dormir. —






No pude volver a dormir  después de haberme despertado a causa de los leves movimientos y susurros de Lucas. No tengo la menor idea de que habrá soñado, a juzgar por su rostro, sé que no fue algo bueno.
Tal vez tenga algo que ver con su familia, tengo miles de preguntas pero dudo que conteste alguna de ellas.
Levanté la mirada y vi que él tampoco estaba durmiendo.






   ¿Qué pasa?  — Le pregunté.







Su cara expresaba preocupación. Me miró y dijo. — Lo siento. — Después de decirlo frunció el ceño parecía enojado, indignado por algo.







   ¿Por qué me dices eso? —







— Por todo…—







— No tienes nada porque pedirme perdón. — Dije y acarició mi mejilla. Sonreí ante el contacto.






— Gracias por quedarte. Sé que no querías, pero aún así lo hiciste. — Dijo sonriendo.







— Si quería, solo que… —








— Eres muy tímida. — Terminó por mí la oración.








— No soy tímida. — Repliqué.








   Eres muy correcta. —







   Quizás. — Dije mientras pensaba en la definición de “ser correcto” para él.







— ¿Debo recordarte que estás semidesnuda en mi cama? — Sonrió con su hoyuelo marcado en todo su esplendor.








En ese momento me atragante con mi propia saliva y comencé a toser. Lucas, que me observaba de cerca, comenzó a reírse.







— No te pongas nerviosa. — Dijo mofándose.







— Cierra la boca. — Dije y comenzó a reírse con más ganas. Pude observar como su pecho desnudo se movía en cada carcajada.
No pude evitar poner mis ojos en el tatuaje de su hombro, como esa pluma negra parece tan… Triste y solitaria. Luego, el panorama del dibujo cambia  completamente cuando unas aves se deprenden de este siendo libres.








— ¿Qué significa? — Dije señalando con mi mentón. Lo que más llamaba mi atención es la palabra “Promise” escrita debajo.







— Es una historia larga…— Miró el reloj y dijo. — No tenemos tanto tiempo, así que deberíamos levantarnos. —







Con eso quiso decirme sutilmente que no pensaba contarme la historia, ya sea porque era algo muy personal o simplemente no quería decirme.
Lucas notó que me había puesto seria un momento, entonces en un movimiento me dio vuelta quedando encima de mí. Para mi sorpresa él comenzó a hacerme cosquillas. Me tomó totalmente desprevenida.







— Para. — Dije mientras mi risa inundaba la habitación.







Sus manos pasaban de mi cintura a mi vientre y también pasando por mis costillas.








—  ¿Es una amenaza? — Dice entre risas mientras seguía su recorrido.








Me removí debajo de él mientras nos reíamos hasta que noté que tenía la remera  a la altura de mis bragas blancas.
Antes de poder disimular, noté que Lucas observaba lo mismo que yo. Luego me miró fijo, sus ojos verdes eran intensos y yo me mordí el labio mientras él bajaba la remera de nuevo a su sitio, mientras acariciaba suavemente mis muslos.
Su gesto me resultó tierno, hasta incluso diría “de caballero”  pero estoy segura que esas palabras no encabezan la lista de lo que él es. De todos modos moría por besarlo, su mano aún descansaba en mi piel desnuda. Recordé la frase “Las cosquillas siempre terminan en besos” De acuerdo, haré uso de esa frase en estos momentos.
Tomé su nuca con mi brazo derecho y tiré de él para besarlo.
Sus suaves labios ya me resultaban conocidos, su experta lengua recorría mi boca dejándome sin aliento.
Aún su mano continuaba en mi pierna acariciándome lentamente. Recorrí su espalda desnuda a mi gusto, acariciando desde el elástico de su short deportivo hasta sus hombros.
Lucas jadeó mientras levantaba la remera, que es de su propiedad lentamente. Sus labios pasaron a mi cuello, donde daba leves mordiscos para después pasar su lengua.
De mi boca salió un gemido, en ese momento Lucas llegó a tocar el elástico de mis bragas, me tensé un segundo pero luego busqué su boca para seguir besándolo. Su beso era intenso, apasionado. Sé que debo parar, pero no puedo pensar con claridad, jamás puedo pensar con claridad cuando lo tengo cerca.
Susurró mi nombre contra mis labios, su mano aún seguía sobre mi ropa interior mientras nuestro beso seguía subiendo en intensidad. Por un momento sentí electricidad en mi vientre, creo que no son mariposas esta vez.
Mierda, tengo que parar. Pero su beso me ínsita a más.
Puse mis manos en su pecho mientras lo acariciaba, las yemas de mis dedos recorrían su ardiente piel, él seguía susurrando mi nombre pero su voz era diferente, cargada de deseo.
Jadeé contra su oído cuando volvió a besar mi cuello y noté su mano tirando del elástico de mis bragas. Me separé de él al instante.








 — Para. — Dije recobrando el aliento. Mientras él quitaba su mano.







— Jamás te obligaría a nada. — Dijo con la voz entrecortada, mi mano continuaba en su pecho y podía sentir el fuerte latido de su corazón.







— Lo sé. — Dije sinceramente. — Es que jamás llegué más lejos que esto. — Confesé.






El arqueó las cejas asombrado por un segundo para después volver a su expresión normal.








— Eres virgen. — Dijo y vi una lucha interna en él. ¿Admiración? ¿Decepción? No sé descifrarlo.







Asentí. Siguió mirándome unos instantes hasta que su celular vibró en la mesita de luz.








— ¿A quién se le ocurre llamar tan temprano? — Gruñó mientras se levantaba de la cama. Tomó su celular y al ver el número salió de la habitación.








Me pregunto quién lo llama, y mi subconsciente piensa solo en nombres femeninos.
Me levanté, tomé mi ropa y me encerré en el baño. Lavé mi cara y noté mis labios rojos a causa del pequeño encuentro de recién, también noté las leves marcas de ojeras apareciendo. Mi rostro no miente, así que se nota claramente que no dormí bien. Peiné mi cabello con mis dedos y para mi suerte no estaba enredado, de todos modos necesitaba un peine urgente.
Pude ver la pasta dental y de inmediato la tomé y puse un poco en mi dedo índice y cepille mis dientes con mi dedo, cuando esté en casa cepillaré mis dientes como corresponde.


Si vuelvo a quedarme a dormir aquí traeré una mochila con mis cosas.


Una vez lista salí a la habitación y noté que Lucas no estaba allí. Arreglé la cama y doblé la remera que me había prestado anoche.
Me dirigí a la sala buscándolo pero no estaba, entonces fui a la cocina donde lo encontré.






— ¿Todo va bien? — Pregunté.






— Si. — Dijo sin mirarme. Estaba sirviendo café en una taza térmica y me la tendió. — Toma, debes desayunar algo. —







— Gracias. — Dije.






Había algo extraño en su voz, algo distante en su mirada. Se volvió frío de un momento a otro.
Quizá tenía algo que ver con la llamada que recibió, pudo haber sido su padre. No hace falta ser adivino para saber que la relación con su familia está mal, pero me gustaría poder ayudarlo.







— Casi son las seis. — Anunció. — Te llevaré. —







Tomé un trago de mi café y dejé la taza sobre la mesada.







— Puedes llevarla. — Dijo tomando mi mano y la guió hasta la taza, jamás me cansaré de sentir sus manos sobre las mías.







— Estoy bien. — Sonreí sin muchas ganas.







— Insisto. — Dijo volviendo al tono cálido que había utilizado las últimas horas.







La tomé entre mis manos y él me regaló una leve sonrisa.
Sé que algo anda mal, pero también sé que él no me lo va a decir. Debo preguntarle en algún momento.
En el viaje a mi casa Lucas puso la radio para disimular el silencio que nos rodeaba. Cuando llegamos noté que estaba muy serio y me di cuenta que necesitaba preguntarle lo que estaba pasando.







— Lucas…—








Antes de que pudiera preguntar él se adelantó y me dijo. — Marlene… Debemos dejar de vernos. —







Sentí un golpe, como una abofeteada. Solo una vez me sucedió, fue en secundaria, cuando la novia de Ian me golpeó porque él terminó con ella, recuerdo que me había dolido la mejilla tres días.
Presiento que este golpe dolerá aún más tiempo.






— Es lo mejor para ti. — Dijo y levantó la mirada para verme.







Me quedé sin palabras, yo sé que no es nada mío y no tenemos nada oficial. Pero fui tan ilusa al pensar que algún día el accedería a tener una relación conmigo, me equivoqué.


Suspiró sonoramente y volví en mí, junté las piezas y recordé lo sucedido esta mañana.







— Es porque soy virgen, ¿Verdad? — Dije y comencé a salir del auto. — Lamento no ser “lo que esperabas” — Terminé la frase haciendo las comillas con mis manos y cerré la puerta.







— Es lo mejor para ti. — Repitió bajando la ventanilla del acompañante. — Algún día te darás cuenta…—







Lo interrumpí. — No quiero escucharte, eres un cretino. — El cerró los ojos un segundo y luego arrancó el auto saliendo a toda velocidad.







Entré corriendo y decidí subir las escaleras. Llegué a mi piso con la respiración agitada, entré y noté que Aldana seguía durmiendo, fui a la ducha de inmediato.
Prácticamente me arranqué la ropa y la tiré con furia al suelo.
Dejé que el agua caliente se lleve todo, sus besos, su olor… Pero era algo que siempre llevaría conmigo como los tatuajes de su piel.
Mientras el agua caía traté de relajarme. No quería llorar pero no pude evitarlo. Tenía un nudo en la garganta desde que Lucas dijo que “No debíamos volver a vernos” me sentía dolida, indefensa, avergonzada, furiosa e idiota. Recordé que así es como siempre me sentía cada vez que Lucas aparecía.
Creí que esta vez sería diferente, en verdad me creí todo lo que dijo. A pesar de saber que sería peligroso y que yo debía ser prudente me dejé llevar y… ¡Maldición! Solo fueron unos pocos días, ¿Por qué me besó? ¿Por qué me pedía que me quede con él? ¿Por qué fue a buscarme a la casa de mis padres? ¿Por qué volvió a mi vida? ¿Por qué duele tanto?
Inevitablemente vino a mí la frase de uno de mis libros favoritos.





<Amar es destruir>





Yo creo que el amor no correspondido es destructivo, solo si dejas que te destruya.
Eso no va a sucederme, no puedo derrumbarme.


Tengo que olvidarme una vez por todas de Lucas, él no puede regresar cuando quiere e intentar destruirme, porque eso es lo que hace conmigo, siempre intentó destruirme emocionalmente.






— Él no cambio nada, sigue siendo el mismo. — Susurré.






Salí de la ducha mientras tomaba una toalla para secarme.
Una vez cambiada y peinada fui directo a mi celular y vi una llamada perdida de mi papá.
Cuando volvió a llamar atendí.





*¿Papá?*







*Hola cariño, ¿Cómo estás?*







*Bien, es raro que me estés llamado, ¿Sucede algo?*







*No, solo quiero decirte que tu madre encontró un cuaderno en tu cuarto, quería saber si lo necesitabas… Puedo llevártelo.*







¡Mierda! El cuaderno donde yo escribía sobre Lucas…







*No dejé que tu madre lo toque.* Dijo y sé que está sonriendo.







*Gracias papá pero no es necesario que lo traigas hasta aquí.*







*Con tu madre pensábamos que podíamos ir a cenar contigo y con Al, ¿Qué dices?*







*Es una gran idea*







Afortunadamente él no notó nada raro en mí, siempre fui buena ocultando mi dolor. Hablamos unos minutos más y corté la llamada, estaba por ir a despertar a Al cuando ella salió de su pieza.







— Gracias por avisarme que no vendrías a dormir a casa. — Dijo con sarcasmo mientras se frotaba los ojos.







— Lo siento Al, lo olvidé. — Dije y noté que ella sonreía de oreja a oreja.







— ¿Quién iba a decir que tu serías “la alocada”? —







Rodé mis ojos y comencé a caminar a la cocina.







— ¿No me contarás nada? — Dijo Al. — ¿Sucedió algo con Lucas ayer? —







— Si, muchas cosas. — Dije sin ganas.






— ¿Entonces porque estás así? ¿Acaso no se cuidaron? —






— Joder tienes la mente sumamente pervertida. — Dije. Suspiré antes de añadir. — Él dijo que no debemos volver a vernos.






   ¿Qué? ¿Por qué? — Mi amiga me observaba boquiabierta.







   No lo sé. —






   Ese idiota va a escucharme. —







— ¿Por qué? Yo soy una idiota por meterme con él, debí saber que no cambió nada. —







   Es que el día que estuvo  buscándote… — Dijo mientras entrecerraba los ojos.
— No lo sé… Parecía tan sincero…—






— Es un mentiroso de primera. — Dije sin pensar.







   Joder, si que nos va mal. — Dijo Al y comenzó a reírse.







A pesar de que sufre por Ian ella trata de ver siempre el lado positivo y busca estar bien y superar cualquier problema.







   Somos patéticas. — Dije sonriendo.







   Hoy debemos salir por un trago. — Habló mientras elevaba las cejas.







   No lo creo, hoy vienen mis padres. —







Mi celular vibró en la mesa.







   Debe ser Ian…— Anuncié






   De acuerdo, nos veremos después. — Dijo estirando sus brazos.








El viaje a la universidad se hizo eterno, Ian me contó sobre Sofía y comentó todo acerca de que están recordando “viejos tiempos”.
Aunque él es sumamente cuidadoso puedo notar que esta algo emocionado con la relación. A veces me pongo a pensar si realmente quiere a Sofía, o solo es la costumbre lo que los llevó a volver.
Por otra parte, sé que Ian siente algo por Al, eso no puede ocultarlo.
Joder, creí que los chicos eran más seguros y decididos, pero quizá pueda equivocarme.







   Deberíamos salir un día. ¿Qué dices?— Dijo.







   ¿Quieres juntarme con Sofía en una misma habitación?, Ella me detesta… — Y a mí tampoco me cae bien, pensé.







   ¡Vamos Marlene! Fue hace mucho, ella no es la misma de antes… Cambió. —







— Já, ya no creo en esa frase. — Murmuré.







   ¿Lo dices por Lucas? — Yo miraba por la ventanilla pero sentía sus curiosos ojos acechándome.





  

   Además… — Dije volviendo la atención a él. — ¿A dónde iremos? ¿Una cena romántica los tres? ¿Pediremos pizza en “Don Giovanni”? —






   De acuerdo más tarde te preguntaré sobre Lucas…— Dijo su nombre con un leve tono envenenado.  —Tú puedes elegir el lugar al que podemos ir…—








   No me refiero a eso… No estaré en el medio de ustedes dos. —
El hecho de pensar en Sofía e Ian juntos, ya me hace sentir incomoda. Además Aldana se sentirá dolida, y aún las cosas están muy frescas.







   Le diré a mi primo que venga también… Ustedes se llevan bien. —






Bruno… Joder.
¿Cómo le digo que solo quiero ser su amiga sin que mal interprete las cosas? Digo, jamás fuimos nada, ni siquiera insinuamos nada (Creo). Pero debemos poner fin al coqueteo, él siempre me respetó pero es hora de terminar con todo, todo eso lo decidí cuando Lucas comenzó a acercarse a mi…
Jodido Lucas, será difícil sacarlo de mi cabeza, aún recuerdo su cara cuando se marchó sin explicar nada.
Si él no hubiera aparecido y si no se me hubiera acercado, yo (probablemente) estaría comenzando algo con Bruno, siempre nos llevamos bien, quizá lo hubiera intentado y no seguiría siendo una solterona.
De todos modos da igual, la verdad prefiero estar sola, Al siempre dice que lo bueno de estar soltera es que no tienes que preocuparte por dar explicaciones y ningún maniático de los celos te perseguiría preguntando ¿A dónde vas? ¿Por qué tu falda es tan corta? ¿A quién le mandas mensajes?
Sonreí recordando a mi amiga y a sus consejos.






   No lo sé. — Respondí finalmente a mi amigo que frunció el ceño pero no intentó preguntar nada más. Sé que cuando me vea más tranquila me llenará de preguntas.







Llegamos a la universidad y estuvimos la primera hora juntos.
Cuando seguí mis horarios sin Ian noté algo. No sé si porque estoy en una especie de “soledad post-traumática” pero me di cuenta de que si no tuviera a Ian a mi lado la Universidad sería sumamente aburrida.
¿Y si esto no es para mí? ¿Si escogí la carrera incorrecta? ¿Si soy infeliz estudiando esto? Las preguntas invaden mi cabeza ya cansada. A pesar de que comencé hace poco siento que no es lo que esperaba y no quiero lamentarme más tarde.

Cuando terminé mi última clase, decidí pasar por el buffet por una bebida.
El lugar está lleno. Me siento como si no encajara, como si fuera una hormiga en un panal lleno de abejas donde todos quieren ser la “reina”.
Definitivamente una hormiga no encaja en un panal, como yo no encajo aquí. Todos están felices hablando, estudiando, haciendo chistes… Y…

 ¡Mierda, me siento sola!

Mientras me atormentaba a mi misma con mis pensamientos de reojo noté a un grupo de jóvenes saliendo del buffet entre ellos estaba Lucas.
El me miró a los ojos pero no estaba sorprendido de verme, seguramente me había notado antes de que yo a él. Bajó la mirada mientras hablaba con el chico de la fiesta a la que asistimos, luego pasó con sus compañeros por al lado mío y hizo como si no existiera, como si nunca me hubiera conocido, como si hoy no hubiera despertado a su lado.






   Espera. — Dijo el chico que hablaba con  Lucas. — Podemos decirle a ella. — Dijo señalando en mi dirección.







   No lo creo, es de primer año. — Dijo y notó que yo lo escuché cuando vio que enarqué una ceja.






El chico rubio se acercó a mí mirándome con una bonita sonrisa en su rostro.
Lucas y otros dos chicos estaban observando a unos pasos.







   Eric. — Dijo, mientras se señalaba. — ¿Qué dices de ir a una fiesta hoy a la noche? —






   Marlene. — Dije imitando su gesto. — ¿Una fiesta un lunes? Te lo agradezco pero no iré.







   Te lo dije, vamos Eric. — Dijo Lucas atrás de nosotros, estaba claramente enojado.







   Toda la universidad asistirá. — Alardeó.  — Excepto los aburridos. — Susurró y me sonrojé cuando sus ojos azules me observaban fijo.







   Lo siento, pero pertenezco a los “aburridos”. — Dije y no pude evitar soltarle. — Además, tu amigo dijo que los de primer año no asisten. —






   Él es un idiota. — Dijo riéndose.






   Estamos de acuerdo. — Esta vez reímos los dos y noté a Lucas acercándose.






   ¿Vendrás Marlene? — Dijo Eric. — Puedes traer a quien quieras. —






   Nop, la verdad es que mañana tengo que venir a clases. — Dije y agité mi mano alrededor. — Como todos. —






   Te lo dije. — Acotó Lucas sin mirarme. — Vamos. —






Que me ignoré de esta manera hace que me den ganas de gritarle en medio de todas estas personas, pero conservo la calma lo más que puedo.






   Mañana no vendrá nadie, bueno, casi nadie. Está fiesta se hace siempre, los profesores lo saben, ni siquiera pasarán asistencia. —






   ¿Es cómo una tradición? O ¿Un pequeño acto de rebeldía? — Dije con sarcasmo.






   Me gusta esta chica. — Dijo sonriendo y miró a Lucas. Este otro, fulminó con la mirada a su amigo.





   Tu fiesta será un fracaso. —






   Ven esta noche y compruébalo. — Dice mientras me daba un papel anunciando la famosa fiesta.





Me encogí de hombros.






   Escribí mi número por si tienes alguna duda. — Dijo mostrando una perfecta dentadura.






Lucas respira profundamente sin dejar de mirar mal a Eric. Noté lo mucho que le molestaba de que él hable conmigo. Decidí hacer el acto más infantil de mi vida.






   Seguramente te escribiré. — Dije poniendo mi mejor sonrisa.






El chico me sonrió y se fue, Lucas me miró entrecerrando los ojos y siguió a su compañero.

Se me habían ido las ganas de comprar la bebida, y sin más salí del buffet, por el pasillo pude ver a Lucas y Eric hablando, ambos estaban serios, me obligué a no mirar más y salir por el lado contrario a ellos.
Mientras caminaba hacia el pasillo recibí una llamada de mi padre.





*Hola papá*






*Hija, solo llamaba para confirmar si quieres que vayamos hoy.*






*¿Quieren venir el vienes? Te necesitaré para que me ayudes a elegir un coche.*







*Eso es genial hija.*






*Iremos el viernes entonces*






*Debo dejarte, llegué a la librería. Te quiero*







*Te quiero, hija, ten un buen día*







Entré al baño como un rayo, para ponerme el uniforme. Até mi pelo y salí poniendo mi mejor cara.
La tarde pasó sin pena ni gloria hasta que por fin estuve en casa.
Me encontré con mi amiga que estaba en la sala dibujando un vestido azul.






   Cuando diseñe ropa, este vestido será para ti. — Dijo.






Yo me reí.







   Mis padres no vendrán hoy. — Anuncié.







   ¿Vamos por una copa? —







   Tengo un lugar mejor… — Dije y sus ojos se iluminaron.







La noche llegó y la calle estaba desierta, decidimos averiguar si era cierto lo de la fiesta. Debo reconocer que me siento algo desconfiada, aunque Al dice que había oído de la famosa fiesta que se hace un día lunes. Para mí, sigue siendo una idea absurda.
Le dije que veníamos con la condición de que nos iríamos temprano y juntas.
Fuimos en taxi y noté que a medida que nos íbamos alejando, los barrios iban quedando atrás.
Le dijimos que paré unos metros antes de llegar a la dirección a la que debíamos ir.
Noté un complejo de depósitos, parecidos al programa de tv “¿Quién da más?”  mi desconfianza iba en aumento, y pensé en todos los crímenes que pudieron haber sido cometidos en este lugar.
Me calmé un poco cuando noté la casa enorme que estaba a unos metros de los depósitos. Estaba llena de luces, y la entrada estaba llena de autos estacionados, en la enorme puerta principal pude ver que había iniciales de color rojo.






   Mierda, una fraternidad. — Dice Al observando la misma casa.






Le pagamos al hombre del taxi y nos aventuramos a caminar. Mientras nos acercábamos escuchábamos la música un poco más fuerte y por alguna extraña razón me encontraba ansiosa.
Quizá era porque sabía que encontraría a Lucas en este lugar.

Un grupo de chicos nos sonrieron mientras pasábamos, subimos unas escaleras en la entrada y nos perdimos adentro de la casa.






   No te sueltes de mi brazo. — Le grité a Al por encima de la música.







Encontramos una parte más tranquila donde no llegaba tanto el sonido de la música y se podía escuchar mejor las conversaciones.
Mientras mirábamos para los sillones, noté a Eric y a otro chico viniendo hacia nosotras.






   Marlene. — Sonrió.






   Hola. — Dije






El chico que venía con Eric le susurró algo a Al, está sonrió y se fue con el chico. Antes de que pudiera decir algo, pude ver que iban a bailar.







   Recuerdo que hoy dijiste algo así como, “Tu fiesta será un fracaso”. —






Sonreí. — No creo que está gente vaya a la universidad mañana. —






   No creo que tú estés en el grupo de “aburridos”. — Dijo mirándome fijamente.






Sonreí y continuó. — Lucas dijo que no vendrías, se morirá cuando le diga. Estaba tan seguro que decidí apostar y aceptó. — Confesó algo avergonzado.






   ¿Él cree que estoy en el grupo de aburridos? — Dije fingiendo indiferencia.






   La única persona “genial” para Lucas es él mismo, pero él es un buen tipo. — Dijo.






   ¿Él está aquí? —







   Si, arriba. —






Eric me estaba contando cosas de la fiesta, la fraternidad, la música y no sé qué más. Yo solo miraba la escalera que me conduciría hacia Lucas.
Con la excusa de ir al baño lo dejé y comencé a buscarlo. Soy patética, pero quiero que me vea, quiero saber si es capaz de decirme algo.
Subí las escaleras y me aventuré por los pasillos, no había tanta gente como en la planta baja, pero pude ver a algunas personas.
Apoyé mi oído en la puerta y traté de escuchar sin mucho éxito. Entonces decidí mirar por la cerradura de la puerta, la primera estaba vacía.
Luego me di cuenta que no era una buena idea mirar, ya que podía encontrar a una pareja haciendo…
Supuse que la mejor idea era buscar en los pasillos para ver si tenía suerte. Mientras caminaba para todos lados, pude ver a una pareja entrando a un cuarto.

¡Mierda!

Lucas estaba con una chica de cabello rubio, ella la conducía hacia el cuarto con una sonrisa, él no sonreía pero de todos modos la siguió.
Decidí bajar las escaleras y noté que los ojos me ardían, quería llorar pero no puedo permitírmelo.
Fui a la cocina y me tomé tres vasos de vodka de cereza. Él chico que me lo sirvió me miró con las cejas elevadas, y al ver que a la botella estaba por la mitad, me la dio.
Subí las escaleras y yo estaba algo mareada, pero completamente consciente de lo que hacía, me dirigí a la habitación  que vi a Lucas, y me dejé caer en la puerta. No sabía qué hacer, y como una idiota me senté contra la pared, esperando quien sabe qué.
Me bebí un trago largo de la botella, y noté que bajaba como fuego por mi garganta.
Con mi espalda daba leves golpes a la pared, mientras un sinfín de pensamientos de lo qué Lucas estaba haciendo adentro de la habitación venía a atormentarme.
Dicen que hay diferentes tipos de borrachos, los molestos, los que ríen de todo, los que se ponen agresivos, los que lloran y yo (Que vendría a ser todos juntos)

Quería molestar a Lucas y a la rubia que está ahí con él.
Reírme de lo idiota, ilusa, estúpida, entre otras cosas que soy.
Ponerme agresiva, porque quiero pegarle por haberme dejado sin decir una palabra.
Y llorar porque estoy perdidamente enamorada de él. Y cada vez que pienso en que él no es para mí, siento un fuerte dolor en el pecho.

La puerta se abrió de golpe y la rubia salió maldiciendo y dando un portazo.
Le di otro trago a mi botella y sentí nauseas, pero se fueron al instante. Si sigo bebiendo esta porquería pronto vomitaré, lo sé.
Para olvidarme de los dolores físicos que estaba sintiendo comencé a cantar Payphone suavemente.







   Si el “felices para siempre” existiera, yo estaría contigo ahora mismo.






Miré la botella y continué. — todos esos cuentos de hadas llenos de mierda, una maldita canción más de amor que no soportaré.






Estaba a punto de tomar otro trago cuando sentí que me sacaban la botella.
Miré a Lucas y rogué para que no me haya escuchado cantar, pero a la vez fui yo la que se puso aquí a propósito para hacerse ver.
El se agachó a mi lado.






    Me gusta esa canción. — Es lo que menos esperaba que dijera.






No lo miré. Estuvimos en silencio unos segundos y continuó.  — Tienes una bonita voz…— Susurró y fruncí el ceño.






   ¿Por qué no quieres volver a verme? — Pregunté mirando a la puerta que tenía al frente.






Respiró hondo y al ver que no contestaba lo miré.






   ¿Sabes qué? Prefiero no saberlo. — Dije mientras me levantaba.





El lugar me daba vueltas, por un momento creí que iba a desmayarme.
Él me tomó del brazo.





   No me toques. — Grité.





Te bebiste casi una botella entera, necesitas ayuda. — Dijo tranquilo 
volviéndome a agarrar del brazo.






   ¿No te das cuenta que no quiero que me toques? — Volví a gritar y casi se me escapa una lágrima.






Él me miró y hasta parecía dolido, deberían premiarlo por ser un gran actor.






   No seas terca, vas a caerte. —







   Ese no es tu problema. — Le espeté.






   Muller. — Dijo respirando sonoramente y sonreí con malicia.





   No te preocupes, puedo decirle a Eric que me ayude. —






Escuché unos pasos acercarse. — Lucas mira lo que tengo. — Dijo la rubia señalando un licor de menta.






   Veo que estás ocupado. — Le dije, observé a la chica y pude ver que era
Lucy.






Comencé a caminar por el pasillo y Lucas vino detrás de mí y nos metió en una de las habitaciones, que gracias al cielo estaba vacía.







   ¿Enserio crees que estoy con ella? — Preguntó mientras yo jugaba con un 
hilo de mi camisa. — Marlene. —





Joder que mal me siento, no tengo ganas de contestarle y darle a conocer mis jodidos celos. Solo necesito mojarme la cara para ver si las nauseas se van de una vez.






   Mar… — Susurró levantando mi barbilla.






   Yo que tu no haría eso. — Advertí.






   ¿Acaso me golpearas? Quiero que me mires a los ojos y respondas. —






   No es eso, yo…— No terminé la frase y terminé vomitando todo el vodka que había bebido.







   Ahora entiendo. — Murmuró sacándose la remera. — ¿Estás bien? — Dijo mientras me limpiaba con su remera blanca.






   Mucho mejor. — Sentí un gran alivio.





Lo miré a los ojos y él acarició mi mejilla, pero yo me aparté al instante.





   Gracias. — Le dije por lo de la remera, y cuando estaba a punto de salir me arrinconó contra la pared.






   ¿Crees que es fácil para mí? — Susurró y sentí su mentolado aliento. — Mierda, solo pasaron unas horas...






   ¿De qué hablas? — Pregunté confundida, no sé si por el alcohol o porqué él no estaba siendo claro.






   Muero por besar esos carnosos labios, por sentir que tus manos me acaricien, por escuchar tu respiración agitada cada vez que me acerco, por escuchar tu voz, tu risa, incluso cuando te enojas Muller. — Dijo besando mi mejilla y no pude apartarme.






   ¿Por qué rayos me dijiste que no me querías volver a ver? ¿Acaso eres bipolar? —






   Yo dije que no debíamos vernos. —






   Creo que estás loco, no te entiendo, ni siquiera te creo…— Le dije y lo enfrenté con mi mirada.





Se pasó la mano por el pelo. — No puedo explicártelo, solo trato de protegerte de toda la mierda que me rodea. —






   Confía en mí. — Susurré.






   Tarde o temprano terminarás odiándome. — Dijo mientras besaba mi frente, no pude evitar poner mis manos en su pecho.






   Ya lo hago. —





   Hablo enserio…— Dijo.





   Entonces dime y deja que decida. — Dije apartándome de él.






   Hace tiempo que trabajo con mi tío… Desde los quince años. — Dijo. — él se dedica a estafar a la gente. Y lo he ayudado todo este tiempo, cuando por fin decidí salir me di cuenta que no puedo, estoy obligado a quedarme en el “negocio familiar”. Mi padre no sabe nada de esto, y aún tengo la incertidumbre de si mi madre sabrá de que su hermano es un estafador de primera. — Soltó las palabras de golpe, y mi cerebro ebrio, no pudo procesar tanta información.





Tenía que pensar... Lejos de él.


Él estafa a la gente, puede estafar a las personas que más quiero, como mis padres, que con esfuerzo trabajan día a día para darme lo mejor.
No quiero juzgarlo, sé que debe tener más para contarme pero no quiero ni puedo darle la oportunidad ahora.





   Cuando esté preparada te buscaré para hablar. — Le dije saliendo del cuarto.





No sé si viene o vendrá detrás de mí, pero vi su expresión y quizás esperaba a que fuera comprensiva con él, pero no.
Recordé como hace unos años estafaron a mis padres cuando le robaron dinero del cajero. Alguien había usado su tarjeta, recuerdo a mi madre llorando y mi padre quería buscar otro trabajo para pagar las cuentas.
¿Si fue su tío? ¿Si Lucas lo ayudó?
No puedo pensar con claridad, necesito una ducha fría y dormir un poco antes de hablar con él.
Afortunadamente encontré a Al, sin decirle nada la tomé del brazo y la guié hasta la salida.
Buscamos un taxi y nos fuimos.




   ¿Acaso bebiste? —





   Si, mañana te contaré todo. — Le dije y no me preguntó más nada.





Una vez en casa, volví a vomitar y decidí tomar una ducha fría para ver si podía comenzar a pensar con más claridad.
Luego de eso, Al me dio una pastilla y me dijo: “para la resaca”.
La tomé e intenté dormir, mañana habrá tiempo para pensar en Lucas y en todo lo qué él es.





¿Qué voy a hacer contigo Lucas Dubois?




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